Mientras tanto, los vecinos de Calimete se abastecen y consumen el agua que se les suministra con pipas. Pipas que llegan solamente martes, jueves, sábado y domingo.
A los miles de problemas que ocasiona en toda Cuba la sequía, los habitantes del poblado de Calimete en la provincia de Matanzas deberán enfrentar además uno más serio: la contaminación del sistema de agua potable en el territorio.
Así lo revela el diario oficialista Girón, que destaca cómo el colapso del complejo de piscinas del principal central azucarero de Calimete contaminó el agua potable de todo el pueblo.
El agua está contaminada desde el mes de abril. Girón señala que a ciencia cierta no se conocen con exactitud las causas pero, explica que todo apunta al derrumbe de una infraestructura del central Jesús Rabí.
Esta estructura se construyó para procesar sustancias que se generan en la molienda azucarera, pero colapsó y ahora mil 900 vecinos aproximadamente se encuentran afectados por esta situación.
El periódico no precisa si alguien fue sancionado por este desmadre; tampoco refiere si los vecinos serán resarcidos por el daño, algo que sin dudas se merecen, luego de venir ingiriendo durante dos meses un agua que comenzó siendo turbia, y luego pasó a ser verdosa y con fetidez.
“Su consistencia era gelatinosa, y su color de un amarillo tan fuerte que manchaba las tazas sanitarias y los lavamanos. Por supuesto no podríamos utilizarla en los animales o el riego”, aclaró al diario matancero Yoelkys Morales Acosta, residente del poblado.
Mientras los vecinos exigen una respuesta que no se las da el gobierno, Orlando Vandrell Cuello, director adjunto de la Empresa Azucarera Matanzas, niega que esta sea la causa, y le echa la culpa a un criadero de cerdos de un particular que se encuentra cerca de la fuente de abasto.
Vandrell Cuello sustenta su tesis en el hecho de que “varios procesos que se realizan durante la zafra no se utilizaron en la actual campaña” y por lo tanto no hay razón para que el complejo de piscinas haya colapsado.
El funcionario posee unos conocimientos de química tan escasos que no es capaz de saber que todo puede averiguarse y que, como bien expresa el refrán, “entre cielo y tierra, no hay nada oculto”.
Para darle un poco de claridad a este entuerto llegan los especialistas de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en el territorio.
Los mismos alegan que tras varios análisis hechos se ha descubierto que en el agua hay muestras de grasas e hidrocarburos, ácido clorhídrico, potasa, cachaza y todo tipo de residuos con un alto contenido de azúcar.
“Todo esto, infliltrado en el manto freático, puede producir afectaciones a la salud, así como daños irreparables al ecosistema”, mencionó una especialista del CITMA.
Mientras tanto, los vecinos de Calimete se abastecen y consumen el agua que se les suministra con pipas. Pipas que llegan solamente martes, jueves, sábado y domingo.
No muy lejos de allí, en la vecina Cienfuegos, los habitantes todavía luchan con un agua que llega por las tuberías, desde Acueducto, con un color muy semejante al de la limonada; esa que tanto le gusta a Díaz-Canel.
Ese, sin embargo, será objeto de un próximo trabajo.
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