Los cienfuegueros llevan tiempo quejándose de la calidad del agua. Ahora aunque es menos turbia la que llega a algunas casas, sabe demasiado a cloro
Era su primer vaso de agua en la Perla del Sur, específicamente en el barrio de Reina. Fabián, aunque poco convencido respecto al color del preciado líquido, lo apuró hasta sentir “un ardor casi insoportable en la garganta. Era cloro”.
Aun no se sabe hasta qué punto podría extenderse esta situación en la cabecera municipal. Los pobladores de la central provincia han reclamado, en todos los idiomas posibles. Nada ha pasado.
En la barriada de Reina, los vecinos se encuentran ante una dicotomía. Si bien su suministro ahora es bastante bueno, menos turbio, el olor a mariscos persiste, pero ahora con una cantidad desmedida de cloro.
“Aquí vamos de lo sublime a lo ridículo. Primero porque no había hipoclorito en ningún lado, y ahora parece que quieren matarnos por envenenamiento”, reporta Rebeca, vecina de la zona.
Por si esto fuera poco, las tuberías se encuentran altamente expuestas a la contaminación, por el lugar que ocupan. “¿Ves el basurero ese? Pues por ahí pasa nuestra red de abasto”, declara Yuslaynys.
El vertedero se compone de desechos y albañales, que se mezclan con agua de mar. Una mínima rotura en las tuberías, cuya carga de herrumbre nos deja saber su avanzada edad, llevaría a cada hogar la putrefacción y, por ende, las enfermedades.
“El caso es preocupante porque no todo el mundo tiene filtro en la casa además, desde que advirtieron la carga de cloro, perceptible en un solo sorbo, varios vecinos han dejado de tomar las medidas higiénicas básicas para luchar contra el problema”, explica Lisandra.
Desgraciadamente, este es un tema del que desde Cubacomenta hemos hablado hasta la saciedad. Desde hace algunos años, los cienfuegueros reportan fetidez, un color fangoso y sedimentos, como características comunes en el agua que llega a los hogares.
En agosto pasado, el diario 5 de septiembre, informaba que Yosvany Rubí Bazail, delegado provincial de Recursos Hidráulicos, negaba cualquier situación negativa con respecto al abasto. De hecho, catalogaba de “muy alta la calidad del agua que los cienfuegueros reciben en sus casas”. La indignación fue grande. Además de hacer caso omiso a las quejas, el funcionario intentaba encubrir los no pocos reportes, en video e imágenes, de la cada vez más decadente calidad del servicio.
Yerandy no puede llegar a explicarse el motivo de “aguas tan puercas en la ciudad, si hay pueblos de campo donde son cristalinas; en Guasimal, por ejemplo”.
Otra pregunta que cae en saco roto. En octubre pasado, Yoelvis Miguel Rodriguez Mesa lanzó una interrogante en su cuenta de Facebook. Su voluntad era saber “Qué es más costoso: ¿reparar el Capitolio o mejorar la calidad del agua de Cienfuegos?”
María Carla Prieto
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