Sería interesante saber por qué esa maceta ha sido colocada ahí, justo para entorpecer el acceso de entrada o salida de personas que se trasladan en sillas de ruedas; o para una mujer que empuja su coche, con un niño chiquito dentro.

Esta rampa está en el mercado agropecuario El Avileño, en Santiago de Cuba. Las macetas que se ven al final de la rampa impiden que una persona con silla de ruedas, un coche de bebé o una carretilla con verduras lleguen al final ¿Para qué es la rampa ?

Con esa frase y pregunta al final, se cuestionaba el activista y líder del proyecto Yucabytes, Norges Rodríguez, la presencia de una maceta justo donde culmina – o comienza, según se suba o se baje – una rampa hecha para minusválidos en el mercado agropecuario El Avileño, en Santiago de Cuba.

La foto lo dice todo. Y dice más.

Dice, por ejemplo, que la persona que orientó poner esa mata ahí muy probablemente haya tenido sus motivos. Pero, ¿cuáles motivos pueden persuadir, digamos, al administrador de un mercado agropecuario a situar una planta justo donde existe un acceso a personas discapacitadas que usan sillas de ruedas para trasladarse?


Dice, por ejemplo, que nadie, ningún inspector ni ciudadano, se ha cuestionado la medida; y que en materias de derechos, en la isla, suceden absurdos como este.

A decir verdad, la isla de Cuba es vanguardia en ejemplos similares. Obras que se acometen y que luego no tienen utilidad; y no estamos hablando de la electronuclear de Juraguá, en Cienfuegos; o de las obras del Metro de La Habana. No. Pienso ahora en tantas obras que se han realizado a un costo muchísimas veces superior al costo de una simple rampa de acceso para minusválidos, y que hoy languidecen a la vista de todos.

Sería interesante saber por qué esa maceta ha sido colocada ahí, justo para entorpecer el acceso de entrada o salida de personas que se trasladan en sillas de ruedas; o para una mujer que empuja su coche, con un niño chiquito dentro. Esa es una tarea pendiente, como muchas otras inexplicables cosas que a menudo nos encontramos en la calle. Un cartel que anuncia “el cuadre de caja”, justo en el momento de mayor afluencia de público. Una oficina que paraliza sus servicios porque no hay corriente; que no gestiona trámites porque se rompió la computadora.

Es un glosario de absurdos, que ojalá sean tan fáciles de resolver como mover la maceta del lugar donde termina o comienza esta rampa.

por Roberto A.

tal vez quieras leer: Cuba: Sin espejuelos, aunque había armadura y cristales


¿Quieres reportar algo? Envíanos tu información a:

corresponsal@cuballama.com

Leave a comment