Los residentes en la Isla de la Juventud lamentan el actual estado del Presidio Modelo. “Es un crimen lo que han hecho, es de los mayores atractivos de la Isla y dentro de poco no va a quedar ni rastro”

Desde pequeños en las escuelas nos imparten una asignatura llamada Historia de Cuba. Pasamos toda primaria, secundaria, pre e incluso los años de Universidad escuchando la importancia de aquellos que una vez “dieron la vida por la Patria”. La primera enseñanza que transmiten de carretilla a tu cerebro es que nunca se pueden olvidar los hechos que dieron sentido a tu país.

Pero, ¿de qué vale decir y no hacer? En el año 1926, el entonces presidente de Cuba Gerardo Machado colocaba la primera piedra de un penal “para recluir presos comunes y sanear la sociedad cubana de la delincuencia”, de acuerdo con el propósito del gobernante. Aunque hasta el  16 de septiembre de 1931 no fue inaugurado.

El Presidio Modelo es mencionado y mucho en todos los libros de Historia de Cuba porque tras el ataque al Cuartel Moncada, fueron trasladados allí Fidel Castro, Raúl Castro, Juan Almeida Bosque y demás asaltantes. El sitio sería declarado posteriormente Monumento Nacional, “uno que han dejado caer en pedazos”, según asegura un profesor de la Universidad Jesús Montané en la Isla de la Juventud.

Un Monumento Nacional “tirado al abandono”

El Presidio Modelo ahora “lo han tirado al abandono”, dice un residente del poblado Delio Chacón donde se encuentra situado este supuesto referente de las luchas de liberación nacional. “Nadie hace caso a la destrucción de las edificaciones. Incluso el recorrido original por las áreas se ha suspendido por peligro de derrumbe en algunas zonas”, manifiesta.

Compuesto por cuatro edificios circulares, un comedor, una biblioteca, las casas de los antiguos generales que custodiaban a los reclusos y el hospital, el complejo constructivo se encuentra en condiciones desfavorables. “De los avatares del tiempo solo se ha salvado el museo, que se encuentra al final del espacio, en lo que antiguamente era el centro hospitalario. Ahí se atienden a los visitantes interesados en conocer las acciones y se les muestra el lugar”, declara una museóloga.

Los restantes edificios permanece cerrados, con rejas; solo quedan hendijas en las puertas por donde se cuela el personal que viene por primera vez y queda deslumbrado con la majestuosidad arquitectónica. “Es un crimen lo que han hecho, es de los mayores atractivos de la Isla y dentro de poco no va a quedar ni rastro. Después se llenan la boca hablando del rescate del patrimonio y de nuestro pasado, pero las acciones concretas no las muestran”, opina una ciudadana que por primera ocasión llega a la localidad.

No se recoge ninguna reconstrucción en los últimos tiempos, solo un “chapisteo” el pasado 2018 con motivo del 40 aniversario de la Isla de Pinos como Isla de la Juventud. “Pintaron el inmueble principal, las casas aledañas y la escuela. Chapearon bien y listo. Lo demás se quedó como lo ves”, explica un trabajador.

Hace poco se estrenó una serie en la televisión titulada La prisión fecunda, que aunque recogía la pasada realidad evitaba mostrar los locales más afectados. “En cámaras todo sale lindo. Para las personas en el resto del país el Presidio es una joya y las condiciones verdaderas son totalmente diferentes, críticas. Dentro hay mal olor, escombros, una pudrición en un lugar supuestamente sagrado. Pero eso no le importa a nadie”, reconoce un isleño.

Los nacidos aquí guardan un rencor eterno, “porque se olvidan de nosotros”. Parece que resguardar los símbolos patrios no es tan significativo, que se acuerdan de lo histórico cuando les conviene. En Cuba muchas veces los discursos se alejan de la realidad.

Texto y fotos: Vladia Rosa García

 


 

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