El coronavirus tiene a la humanidad de patas arriba. Por un lado están todos aquellos vecinos que a menudo salen a los balcones a aplaudir los buenos gestos de quienes en estos momentos están en la primera línea de batalla contra el coronavirus, llámese doctor, enfermera, policía, farmacéuticos o personal de supermercado; y por otro están los temerosos – aunque bien que pueden mezclarse – tan temerosos que suelen ser protagonistas de sucesos como estos que ahora les relatamos.

Y sí, es “normal” o al menos comprensible que la gente se exprese de esta manera; temen por su salud, y por la salud de sus hijos, esposos, padres,… temen por los ancianos, y para ellos es un problema que en el edificio donde residen y están en cuarentena, viva alguien que pueda traerles el coronavirus hasta la puerta de la casa, o a la puerta del condominio, o al ascensor.

Un médico en Ciudad Real y una empleada de un supermercado denunciaron que están siendo “exhortados” por sus vecinos a irse a vivir a otro lado, al menos de manera temporal. ¿El motivo? No los quieren en el edificio; no por ahora; no hasta que termine la pandemia.

Pero, una cosa es entenderlos – entender su temor – y otra muy distinta es justificar esta poca solidaridad entre los vecinos.

En momentos como estos en los que todos debemos estar unidos, llama la atención la poca solidaridad que muestran los vecinos de estas dos personas residentes en España; al extremo que les han colocado en la puerta del edificio o incluso en la de su propia casa, carteles como estos donde se les pide que se busquen otro lugar donde vivir mientras dure esta pandemia para evitar que los contagien.

Es el caso del médico de Ciudad Real, este se encontró en la puerta de su casa, nada más y nada menos que al llegar de trabajar – que en este caso se valora doble y el riesgo es doble – una nota en la que se leía:

“Hola vecino, sabemos de tu buena labor en el hospital y se agradece, pero debes pensar también en tus vecinos. Aquí hay niños y ancianos. Hay lugares como el Barataria donde están alojando a profesionales. Mientras esto dure, te pido que lo pienses”.

La foto, compartida por una amiga del galeno en Twitter, se ha vuelto viral y la mayoría de los internautas han comentado indignados.

Otro de los casos similares a este ha sido el de Miriam Armero. Miriam, no es doctora, no enfermera, ni policía, pero sí trabaja como empleada de un supermercado.

Para sus vecinos, un supermercado es un lugar donde se compran artículos de comer, y que se sepa, hasta el momento, nadie ha podido subsistir ni podrá, sin alimentarse.

Pues bien, los vecinos de Miriam le han dejado este cartel:

“Somos tus vecinos y queremos pedirte por el bien de todos que te busques otra vivienda mientras dura esto ya que hemos visto que trabajas en un supermercado y aquí vivimos muchas personas. No queremos más riegos”.

A Miriam, no solo le molestó la nota, sino que además fue “anónima”, y ha pedido a través de las redes sociales “menos aplausos a las 20h y más empatía”. Inmediatamente les comentó a “sus vecinos” que ellos no tienen que darle a ella “lecciones de limpieza” porque ella tiene en casa un hijo de diez años al que no le puede dar ni un beso ni un abrazo, hasta que no se haya bañado y desinfectado.

Son sin dudas, carteles vergonzosos. Gente que como dice el diario La Vanguardia, son gente hipócrita “de una sociedad que sale al balcón a las ocho para aplaudir a la misma persona a la que le piden, por egoísmo, que se vaya de su propia casa.”

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