Los empleados llevan uniforme, hay carteles y luces por todas partes, pero el Coppelia sigue siendo un lugar donde el cliente se siente maltratado

Con la frase “derribar ese maltrato al que pareciera nos acostumbramos”, la televisión cubana criticó recientemente los malos servicios de algunos lugares estatales, entre ellos la famosa heladería Coppelia.

Reinaugurado en junio, luego de haber sufrido una serie de reparaciones, este local continúa con las mismas deficiencias de años anteriores. “Aquí no se puede venir apurado, al contrario, uno viene preparado psicológicamente para pasar el día entero en la cola. Esto demanda mucha paciencia, de lo contrario nunca tomas helado”, comenta Martín Peña.

“Debería ser una asistencia rápida, que salgas del trabajo, pases, meriendes y puedas continuar tu camino. No venir a las 4 para salir a las 7. Afuera tardas horas, pero la espera más pesada es después de que te mandan a sentarte. Ahí los dependientes se olvidan de que existes”, declara Fabio, mientras espera su turno afuera.

Otra de las cuestiones más desastrosas es la atención al cliente. “Esa gente no pasaron por la escuela. Con lo fácil que es decir buenas tardes, y gracias”, dice Martha. “Uno llega cansado y además recibe maltratos. El deseo de comer se te quita de inmediato. Muchos carteles, luces nuevas y hasta uniformes que antes no tenían, pero lo más importante lo obviaron: la educación”.

Mariela, por su parte, se queja de las tarifas. La relación calidad-precio está desbalanceada. La ensalada, que antes costaba cinco pesos, ahora cuesta 7.50 porque, supuestamente, el helado es mejor. “Mentira de ellos. Sigues sintiendo los trozos de hielo cuando te lo llevas a la boca. Es una falta de respeto constante”.

“Todos pensamos que las cosas podrían funcionar de otra manera. Al inicio la tablilla de sabores estaba llena, el ambiente agradable, los pedidos a la orden, pero en una semana se acabó el sueño y volvimos a la normalidad. Llevamos años en lo mismo y ya esto parece no tener solución. Mientras más te quejas menos respuestas encuentras”, opina Raiza.

El desgaste y la ausencia de un buen servicio a la población fueron los puntos señalados por aquel reportaje periodístico de los medios oficialistas. Críticas que de nada sirvieron cuando existe una tendencia al incumplimiento y las malas prácticas. “¿Hasta cuándo?”, se preguntan muchos.

Texto y fotos: Vladia Rosa García

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