La dirigencia cubana, acostumbrada a tener durante 60 años todo bajo control, quiere controlar también la internet en la isla; y las redes sociales.

El Primer Secretario del Partido Comunista en Las Tunas, Manuel Pérez Gallego, expresó en las últimas horas que la utilización de las redes sociales “para llevar la verdad de Cuba al mundo” era una prioridad para 2020. La declaración del funcionario tunero tuvo lugar coincidentemente con la aparición de un texto en el diario Granma, escrito por Raúl Capote Fernández en el cual se trata sobre “lo mismo”, aunque desde otro enfoque.

Pérez, en declaraciones que fueron recogidas por el sitio digital de Radio Maobas, llamó a respetar y “cumplir la legalidad socialista, lograr el enfrentamiento popular a manifestaciones de indisciplinas sociales, ilegalidades y vestigios de corrupción”, tareas estas que sirven para sostener “la unidad y la voluntad de resistencia del pueblo cubano”.

De sus declaraciones se desprende que “esta verdad”, o “la lucha”, debe realizarse en todos los frentes; sobre todo, Internet, donde el gobierno cubano no ha podido ni ha sabido manejar la avalancha de críticas.

A pesar de la “apertura”, los altos precios de los paquetes de ETECSA no permiten a los revolucionarios que no cuentan con los llamados “teléfonos petroleros” o “Internet gratis en el trabajo”, contrarrestar las opiniones que, la dirigencia cubana, sostiene que tergiversan la realidad cubana.

En septiembre del 2018, un video divulgado a través de Internet mostraba las palabras pronunciadas por Yusuam Palacios, muy similares a las expresadas ahora por Pérez Gallego.

Palacios, presidente del Movimiento Juvenil Martiano, al hablar sobre las redes sociales” durante un evento celebrado en el Palacio de las Convenciones de La Habana, dijo que hay que «colocar la vida de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en Internet»

«Hay que generar los contenidos necesarios para que se vea cómo viven los cubanos y la verdadera imagen de Cuba, no la manipulada por los enemigos de la Revolución», sentenció entonces.

Internet y la guerra que se nos hace

En un texto tituladoInternet y la guerra que se nos hace“, Raúl Capote vuelve otra vez a resaltar que desde los EE.UU. “se financian grupos mercenarios, becas para promover falsos liderazgos entre los jóvenes cubanos” y la “guerra sucia en internet”.

Capote abordó como, en Twitter, diversos “espacios digitales contrarrevolucionarios” se encuentran articulados, y desde allí “cuentas falsas lanzan su mensaje al público de la Isla. ”

Capote señala que “una de las falsedades más difundidas en los últimos tiempos sobre Cuba es la de presentar a la Revolución cubana como enemiga de internet”, una verdad tan grande como una casa que, todo el cubano que vivió el nacimiento del internet en Cuba sabe que sí, que fue restringido su uso para los cubanos, y no pocos cubanos fueron sancionados por utilizar “ilegalmente” el acceso a internet.

“Influencers prefabricados realizan «análisis» de la «situación cubana», usando recursos bien estudiados, que buscan movilizar emocionalmente, mediante el humor, la indignación o la sorpresa a públicos previamente analizados,” abunda Capote en su nota del Granma y expone como ejemplo de esta campaña “desestabilizadora” un ejemplo.

“En junio de 2019, un tuitazo, supuestamente protagonizado por usuarios cubanos, emplazaba a la empresa de telecomunicaciones, Etecsa, a bajar los precios de internet. La misma fuente revela que se intentó presentar como una iniciativa de estudiantes, ingenieros informáticos, etc., pero los supuestos activistas vivían en Florida, Texas, Tennessee y Georgia.”

“Otro intento de manipulación ocurrió a propósito del Referendo Constitucional, mediante la utilización del hashtag #YoVotoNo en Twitter,” expresó.

Bajo esta lógica, los tuitazos generados en Cuba en apoyo a la libertad del presidente brasileño Lula de Silva, ¿pueden contarse como válidos o no? ¿acaso son desastabilizadores de la sociedad brasileña? ¿tuits que se inmiscuyen en la política de otros países?

No hay dudas que la dirigencia cubana, acostumbrada a tener durante 60 años todo bajo control, quiere controlar también la internet en la isla. Solo que para hacerlo, o al menos intentarlo, primero deberían comprender su esencia “libre” y poco sujeta a restricciones.


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