Al pueblo, ese que puso a Vivir del Cuento en el número uno de la popularidad, le podrá costar o no asumir el nuevo cambio, pero no hay dudas que si antes la bola rodaba sola, ahora deberán empujarla loma arriba, Pánfilo, Chequera, Ruperto, sin Facundo. No parece tarea fácil. La mesa de cuatro patas ahora es un trípode. O una mesa coja.

El gustado programa humorístico Vivir del Cuento regresó la víspera a la televisión cubana y, como se temía, el personaje de Facundo “no está”, lo cual provocó una ola de críticas fuertes al programa, a Luis Silva – actor que encarna el personaje de Pánfilo – al ICRT y de modo general al modo en que se está manejando la censura en la isla.

Para muchos, era un jugada cantada. Pero no por “esperada” dejó de ser chapucera. La salida de Facundo del programa sin una justificación acertada desencadenó en decepción. Si bien es cierto que los programas de televisión tienen sus altas y sus bajas, y entran y salen personajes, el problema para la gente no está cien por ciento dado en que saliera Facundo, sino en el modo en que “lo sacaron”.

Es difícil explicar y que se entienda lo sucedido, pero la cronología tiene un peso fundamental a la hora de hacerlo.

Desde hace ya un buen tiempo Vivir del Cuento se había convertido en una espina atorada dentro de la parrilla de la Televisión Cubana. Sin embargo, a los cuadros y funcionarios se les hacía difícil sacar del aire el programa de más rating en la pequeña pantalla. Eso sí, en los medios, se les dio espacio a no pocos críticos del montón para que arremetieran sus dolores contra la tropa de Pánfilo. Esa “preparación de la masa” tenía un objetivo.

Silva, paralelamente, venía siendo en Twitter y en Facebook más molesto cada día; pero sacar a Silva no era lógico. Era dar por terminado el programa. Si lo hacían, de golpe y porrazo, era previsible intuir que un mar de pueblo se le iría encima a los funcionarios; por eso el peón sacrificado fue Facundo.

A mi, la sanción a Facundo me trajo el recuerdo de la época de secundaria y el pre cuando, por ejemplo, alguien se caía al suelo, todos se reían y ese alguien la emprendía contra el más débil. Tal cual sucedió con Facundo.

El actor Andy Vázquez publicó un pequeño corto de humor a título personal – impersonificando a Facundo – en el cual, desde la sátira y el humor hacía un recuento de lo sucedido en la famosa “Batalla de Cuatro Caminos”.

La “ofensa” no pasó desapercibida para los guardianes de la fe, y Andy fue sacado del programa, separado de la Televisión y del Centro Promotor del Humor (CPH)

La notificación nunca le llegó por escrito. La orden, evidentemente no vino de la mesa de Alfonso Noya, director del ICRT, pues Noya no tiene jurisdicción en el CPH. La orden – ahora sí – vino “de arriba”.

Según una fuente de entero crédito, Silva y el director de Vivir del Cuento “se fajaron” a capa y espada por Andy, pero donde manda un capitán – un capitán que no aparece y que otra fuente de entero crédito asegura que es Rafael Yaecht Solís – no manda soldado. Ergo: o Facundo o Vivir del Cuento.

No pocas personas creen que lo más correcto que hubiese hecho Silva, el director del programa, y el resto de los actores hubiese sido “clavar rodilla en tierra” por el compañero “caído en combate”. Muy probablemente la presión popular hubiese logrado que Vázquez fuese perdonado, pero al parecer – según otra fuente consultada – fue el propio Vázquez quien pidió no hacer ruido, y prefirió “inmolarse” por el resto del colectivo. No pocas bocas que no viajan de gira al extranjero se alimentan del programa, así que el gesto de Andy merece aplausos.

Sin embargo, la parte difícil la lleva ahora Silva, quien sin dudas es el rostro más visible de la serie. Al actor le fueron encima ayer y no sin cuota de razón miles de internautas.

Luego de años de popularidad, tanto en la TV como en la calle, como en las redes sociales, Luis Silva jamás había enfrentado tantas críticas.

El actor, el viejo Pánfilo – es que todo aquí se confunde – han vivido por mérito propio años de gloria popular y lo que ha sucedido de ayer, día en que salió el programa, y hoy es significativo. Más de cien críticas, anoche, contó este redactor debajo de la publicación que hiciera el propio Silva anunciando el regreso de Vivir del Cuento. A eso van a tener que darle una respuesta, o hacer como hacen los mismos que él – perdón, Silva, hermano – critica: dejar que la bola ruede y que la gente se olvide. La publicación ya tiene 2100 comentarios, 3,400 reacciones, y entre estas últimas 559 “llorando” y 99 “me enoja”. Compruebe por usted mismo todo el enojo que existe entre la gente.

De muestra, un botón.

Críticas a Vivir del Cuento "nuevo" Críticas a Luis Silva, por el Vivir del Cuento "nuevo", sin Facundo

Mientras, “desde arriba”, muy seguramente, alguién cenó y aplaudió el efecto de la salida de Facundo del programa de la manera en que se hizo. Para no pocos “cuadros” estas críticas al programa, estos “encontronazos” de la gente con Silva es lo que se esperaba que sucediera y el primer peldaño en el descenso de la popularidad de ambos: Vivir del Cuento y Luis Silva.

Al pueblo, ese que puso a Vivir del Cuento en el número uno de la popularidad, le podrá costar o no asumir el nuevo cambio, pero no hay dudas que si antes la bola rodaba sola, ahora deberán empujarla loma arriba, Pánfilo, Chequera, Ruperto, sin Facundo. No parece tarea fácil. La mesa de cuatro patas ahora es un trípode.

Se dice – y esto no ha podido ser confirmado – que tras lo sucedido, “alguien” dijo que Andy no estaba fuera definitivamente del programa. Que su sanción era temporal. Una sanción que, recordemos, no está firmada y no aparece en papel alguno.

Porque así han sido las cosas siempre, aquellas que un día dijera Fritz Suárez Silva.

Ahora, haga como diría el carismático Reinaldo Taladrid: “saque Usted sus propias conclusiones”.

por Roberto A.


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2 Comments

  1. Censurar en Cuba es dar pasos para atrás en un país que piensa con ir hacia delante. Cuando se reacciona de esa manera porque un actor, un periodista o cualquier ciudadano común expone su criterio sobre lo que cree que esta mal, es una muestra de que alguien está reconociendo que ciertas cosaas andan bien y no se ha tenido la prudencia, valentía o inteligencia (a las buenas) para aceptar que no hemos sido capaces de resolverlas, por las razones que hayan sido.

    1. buenos días, faustino. le agradecemos sus comentarios sobre el post de Vivir del Cuento. saludos

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