Una joven cubana publicó fotos del edificio en el cual ella vive en La Habana, como método de alerta al resto de la población ante el peligro, visiblemente conmovida y afectada por los sucesos ocurridos el pasado 28 de enero, cuando el desprendimiento de un balcón cercenó la vida de tres niñas inocentes que jugaban en la acera.
El fatídico hecho inspiró a esta joven madre habanera a exponer su realidad.
Dijo que reside en un edificio donde viven varios ancianos y niños; para hacer mas visible el peligro publicó unas fotos de la que parece ser su hija justo debajo de la estructura. Es, lamentablemente, su día a día. El uniforme escolar indica que la joven regresa de la escuela y tiene que pasar inexorablemente por debajo de todo ese peligro.
“Hola a todos mis amigos del Facebook quiero aprovechar los desastres que ocurren todos los días en nuestra ciudad para que vean en las condiciones que esta mi edificio y ya estamos consados de ir a que jarnos en las condiciones que están las escaleras y las viviendas y no dan respuestas solo que esta para demoler pero no dijeron ni día, ni mes, ni año de cuando lo van hacer y en mi pasillo que es el de más mal estado que esta viven 5 niños y dos ancianos sin contar todos los niños que hay en los otros pisos.”
A simple viste puede apreciarse el peligro. Las cabillas están por fuera ya; en los techos se puede apreciar la tierra y la piedra pura. Es la imagen de una futura catástrofe, que ocurrirá un día, nadie sabe cuándo ni cómo, pero todos rezan porque no sorprenda a nadie dentro.
Aunque la joven no divulgó el lugar exacto donde ella vive, semeja cualquiera de los inmuebles que fueron construidos practicamente a la carrera en La Habana durante el Siglo XX.
En esos años La Habana era una ciudad emergente, con un amplio desarrollo demográfico y económico, y no pocos edificios se construyeron con materiales de segunda mano, pensando sus ingenieros, arquitectos y constructores que sin dudas en diez o veinte años amortizarían la inversión.
El caso es que esos edificios han durado más de lo que originalmente se previó, y ahora, 80, 70, 60, o 50 años después muestran las huellas visibles del deterioro y del paso del tiempo.
por Roberto A.