El Ministerio de Justicia de Cuba allana el camino con los periodistas cubanos. Estos salen en la TV y dan conclusiones, sin que el acusado comparezca siquiera ante un tribunal. Una mala práctica periodística, que debe ser desterrada.

Continúan los operativos de la PNR en la televisión, y otras vez los “periodistas” hacen declaraciones más propias de juristas una vez terminado el caso en la corte. A pesar de que se ha denunciado la naturaleza errónea de comentarios similares de estos “profesionales de la palabra”, continúa el fenómeno.

Ya uno no sabe cómo explicarlo, pero sigue sucediendo esta mala práctica que debe ser desterrada de la mente de los periodistas cubanos.


Esta vez, otra vez, le tocó el turno a un periodista de la provincia de Ciego de Ávila, quien al parecer equivocó los estudios universitarios, y se adelantó a la sentencia dictada por un magistrado, al decir que en el más reciente operativo de la PNR en Ciego de Ávila, a un individuo se le ocupó cierta cantidad de mercancía y expone: “adquiridas a través de actividades económicas ilícitas”.

Sin legalidad alguna ni correspondencia con el objeto social de de cafetería y arrendamiento”, continuó su condena el “periodista” del sistema informativo de la televisión cubana, así delante de todos, a la vista de todos; lacerando el oído de todos.

En el operativo de marras, los oficiales se llevaron 65 cajas de refrescos de lata, 57 cajas de rones de marcas variadas, 30 latas de mermelada de guayaba, 62 cajas de cervezas y otras bebidas.

El total de todo lo confiscado tiene un monto de 106 mil 520 pesos. Según los inspectores, son productos que debían llegar a los ciudadanos pero fueron “acaparados” por los implicados para revenderlos.

Lo confiscado, increíblemente, en lugar de ir a un depósito en calidad de “garantía” hasta que termine el juicio, dice el reportaje que ha sido trasladado al grupo provincial de comercio y gastronomía para distribuirlo en el pueblo.

Esta “confiscación” me recuerda con sus diferencias lógicas, claro está, el triste caso de un sofá que fue decomisado en una casa del Reparto Guiteras, en Habana del Este, a un exfuncionario de la aviación civil. En pleno juicio quedó demostrado que el sofá había sido adquirido de forma lícita y el juez dictó que se le devolviera el sofá a la familia del acusado.

Sin embargo, el sofá “se desapareció” y nunca fue entregado a los verdaderos dueños.

Apareció muchos meses después en la oficina del General Rogelio Acevedo, expresidente de Cubana de Aviación.

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