Con mascarillas, sin bufé en los restaurantes y con menos capacidad, pero las personas ya se aventuran a probar los hoteles de Miami Beach.

El turismo en tiempos de desconfinamiento es un paseo a lo desconocido para quienes comienzan a llegar a Miami Beach, cuyas playas siguen cerradas al público luego de que las protestas por la muerte de George Floyd y el toque de queda retrasaran su apertura.

Los hoteles de lujo de Collins Avenue recibieron a los primeros turistas con medidas de seguridad en sus distintas áreas, en lo que se presume será una dilatada vuelta a la normalidad para este motor económico de Florida, impactado directamente por el coronavirus.

Los expertos opinan que será una “recuperación lenta y los turistas mayormente estadounidenses en la primera fase de la reactivación”, afirma la agencia EFE sobre una inevitable reorientación del mercado para subsistir los próximos meses, en una informacion replicada por El Nuevo Día.

“Antes el 90 u 80% era entre europeo y sudamericano y ahora nos estamos concentrando en el mercado local, que es lo que nos va a estar alimentando en los próximos meses”, dijo a la agencia de noticias Bernardo Naval, director del hotel RIU Plaza Miami Beach.

Esta fase experimental llega con protocolos de seguridad incluidos, como en el caso del RIU Plaza, con un extenso documento de 150 páginas que recoge los pasos a seguir en cada una de las áreas.

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Las medidas comienzan a aplicarse desde la misma entrada de la instalación, con la puesta en funcionamiento de una cámara termográfica para chequear la temperatura de trabajadores y clientes.

Una recepción antes bulliciosa y ahora tranquila, así como apenas 12 personas separadas en una piscina que solía repletarse, constituyen el cuadro que describe EFE sobre el RIU Plaza, cuyo nivel de ocupación debería llegar hasta el 50 por ciento en las semanas venideras.

Mientras las dunas permanecen desiertas y el mar vacío de personas ante la vista de los nostálgicos turistas, los hoteles disponen el uso obligatorio de mascarilla en zonas comunes con la excepción de la piscina.

En adición, el resto de los servicios funcionarán de forma limitada, mientras que será eliminado el bufé en los restaurantes y solo se servirá comida a la carta, para evitar la cercanía y el contacto físico.

Las famosas y populares playas llevan meses cerrada al público. Iba a abrir la semana pasada pero las autoridades dieron marcha atrás, debido a las protestas por la muerte de Floyd que tuvieron lugar en Miami.

La incidencia de la COVID-19 sobre la industria del turismo es amplia y se extenderá hasta los deprimidos negocios y, en consonancia, a la abundante fuerza laboral a la cual está brinda empleo e ingresos.

Las cifras no mienten: antes de la pandemia había 747,000 puestos de trabajo dependientes de ese sector en Florida, según los datos de EFE, y se calcula que, por su causa, se perderán 336,467 -casi la mitad.

No obstante, la vuelta de los primeros clientes a los hoteles brinda esperanzas para el futuro que se acerca en el desconfinamiento, a la espera de que el bullicio regrese a las playas de Miami Beach.

Omar Cortázar


 

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