La COVID-19 en Cuba parece bajo control, pero acorde con su evolución y los modelos matemáticos, los expertos advierten que la incidencia de la enfermedad no ha terminado, y que perdurará por más tiempo en un país que ya reporta 1974 confirmados.
En clave de cifras y probabilidades, La Habana definirá el “éxito de la batalla” contra el coronavirus y pudiera ser la “cola de la pandemia”, mientras se acerca el inicio de la llamada endemia (30 de mayo) que, de mantenerse, llevaría a un posible rebrote en noviembre, según un extenso trabajo publicado en Cubadebate.
El medio oficialista conversó con numerosos especialistas, quienes hablan de una “tendencia al control de la enfermedad”, cuyo pico fue alcanzado el pasado 24 de abril, y vaticinan lo qué vendrá en los próximos meses, importante para intentar recuperar una economía golpeada y superar las carencias que sufren los cubanos.
“Los expertos aseguran que estamos iniciando la fase de endemia, o lo que es lo mismo, un período en el que debemos aprender a convivir con la enfermedad”, afirma Cubadebate, lo cual significa una “presencia habitual de una enfermedad o un agente infeccioso en una determinada zona geográfica o grupo de población”.
A finales de abril, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, advirtió que queda un “largo camino y el virus estará con nosotros por un largo tiempo”, situación no ajena a lo que ocurriría con la COVID-19 en Cuba.
“Si tenemos en cuenta además que el pico de casos activos fue de 849 denotamos que tenemos aún una población susceptible muy grande; por lo que tener entre 10 y 20 casos diarios, aunque no lo queramos, es un comportamiento que pudiéramos decir habitual. Cierto grado de población va a estar enferma durante un tiempo largo, por eso es que se denomina endemia”, explicó Armando H Seuc, Dr. C Matemáticas de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.
En este escenario, la capital sería lo que califican como “cola de la pandemia”: se reportarán casos activos durante más tiempo, un comportamiento “habitual a lo que acontece en otras epidemias al tener la condición de ciudad capital”.
“La proyección es que para el día 80 (30 de mayo) el país esté en endemia, pero La Habana se mantendrá reportando activos hasta los 120 días (10 de julio). Luego del día 80 la ciudad es la que va a cerrar la epidemia. El cálculo es que para el 15 de junio tengamos muy pocos casos”.
Por esta razón, autoridades hacen un llamado a sus ciudadanos para mantener la disciplina, pero en el país, y en especial su urbe más poblada, la escasez de productos básicos provoca extensas e interminables colas o filas que se prolongan por horas, en las cuales es difícil mantener las distancias o respetar cualquier disposición.
En medio de esta situación, la isla entraría en la endemia, una especia de equilibrio entre los humanos y el virus, y habrá “un rebrote con un pico más discreto debido a que queda una población susceptible muy grande. Más adelante la curva vuelve a decrecer y luego seguiría al infinito a menos que cambien las condiciones actuales (todo el mundo se contagie o surja una vacuna)”.
¿Qué pasaría entonces? De mantenerse la endemia, Cuba pudiera vivir ese rebrote a mediados de noviembre, para este se estiman unos 285 casos activos, “que se lograrán estabilizar a lo largo del tiempo”, aunque durante los rebrotes u oleadas los números serían menores.
No obstante, en algún momento habría que abrir las fronteras para, entre otros asuntos, impulsar el turismo, una especial fuente de ingresos y empleo para el país. En este caso, la llegada de extranjeros y nacionales residentes en el exterior es un factor que puede influir en la ecuación de la COVID-19 en Cuba, que parece equilibrada y calculada, al menos por el momento y siempre según los datos oficiales.
Omar Cortázar
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