Risible la sanción impuesta por Correos de Cuba a dos trabajadores que sustrajeron mercancía de una paquetería. ¿Se puede hablar de sanción ejemplarizante? La lógica indica que no.

Dos empleados de Correos de Cuba fueron sancionados por esa institución tras probarse su participación en un caso de sustracción de mercancías, en un paquete enviado desde España.

La denuncia había visto la luz recientemente en la columna Acuse de Recibo del diario oficialista Juventud Rebelde.

Emplazada públicamente la dirección del organismo a ofrecer una respuesta al quejoso, Osvaldo Mesa Cabrera, residente en la provincia de Matanzas, efectuó una investigación detallada de lo sucedido y, posteriormente, dio a conocer los resultados.

Según la denuncia original hecha por Mesa Cabrera, del paquete que le fue enviado desde España fueron sustraídos un par de zapatillas, un short y dos camisetas. El denunciante alegaba entonces que, para que no fuera detectada una variación en el peso del paquete, estas mercancías fueron sustituidas por una caja plástica con accesorios parecidos a un calentador con cables.

Pues bien, la Empresa Correos de Cuba definió – y con nombres – los culpables.

Se trata de un hombre y una mujer, identificados como Ramón Suárez Bejerano y Daylen Amaro Campis. Ambos, dice la nota enviada al Juventud Rebelde, enfrentan hoy las debidas sanciones de acuerdo a lo impuesto por el Comité de Protección al Consumidor de esa empresa. Sanciones que, a todas luces, y dada la significación del hecho, resultan más que risibles. Los sujetos fueron sancionados a solo seis meses en una plaza de menor remuneración, y deberán además indemnizar al cliente afectado.

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De acuerdo con el dictamen el “cambalache” ocurrió en el Centro de Clasificación de Matanzas, lugar donde se efectuó la sustracción de las pertenencias de Mesa Cabrera, asegura el funcionario cubano en la misiva enviada a Pepe Alejandro.

Recientemente fue divulgado el caso de una cubana que envió desde España un paquete que contenía ropa para su hermana y medicinas para su abuela, además de zapatos; ropa interior y productos de aseo.

Tiempo después, la remitente pidió que le devolvieran el paquete a España, ya que el valor monetario que tendría que pagar sus familiares en la isla por el paquete ($142 cuc) era superior al valor de la mercancía.

Sin embargo, cual no sería su sorpresa al recibir el paquete de vuelta. En lugar de ropas, medicinas y zapatos, en el interior depositaron varios ejemplares de diarios oficialistas, ropa vieja y hasta una guía de ETECSA. Este último caso aún espera por una solución.

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