Las respuestas que está ofreciendo el Consulado español de La Habana en Twitter parecen “ríspidas” y muy poco diplomáticas. ¿Qué sucederá?

A la persona que está detrás de la cuenta oficial de Twitter del Consulado Español de La Habana, parece habérsele “ido la olla”, ser novato, tener problemas en su vida personal, ser militar o algo parecido, luego de que un número respuestas “muy poco diplomáticas”, certeras o convenientemente escuetas, alertaran el interés de un colega y el mío propios.

Para muestra un botón. Miren como responde “el Consulado” a una pregunta hecha por un tuitero, al que llama “egoísta” luego de decirle “uno de tantos”, que parecía que se refería a “los tuits”, pero bien que parecía y así lo entendió el que preguntaba -a la frase de “uno de tantos”:

“Esto es un servicio público de información. Las cuestiones se publican con interés colectivo. Su egoísmo para que le personalicemos el servicio nos llevaría al colapso, especialmente cuando su pregunta ha sido reiteradamente repetida. Es Usted libre de seguirnos.”

¡Menudo trato, chaval! ¿Estará él molesto por la partida del Rey Juan Carlos I al exilio huyéndole a un escándalo de corrupción?

Pudiera a ustedes parecerle que no pero, el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla bien que pudiera exigir, no una respuesta diplomática, pero al menos un trato más afable.

Ese trato del community manager, que como ustedes pueden comprender representa al Consulado de España y por ende al gobierno de la nación ibérica en La Habana si no está un poco “políticamente incorrecto”, por lo menos podemos catalogarlo de “diplomáticamente fuera de lugar”. ¿O poco profesional? ¿Estaría apurado? ¿Interesado en salir de tantas preguntas y preguntas?

Un poco más, dice mi amigo, y hubiese preguntado: “¿Tú eres tonto o te haces?” o “Oye, asere, ¿tú no sabes leer?”, sí porque ese “negativo,” que se puede leer en una de sus respuestas suena muy “aplatanado”.

¿No me creen? Leánlos todos. Los encontrarán que parecen propios de una respuesta de una oficina de poca monta, y no la de un Consulado.

Hay momentos en los que mete mano hasta a los conocidos “emojis” o “emoticons”, que… y en otras le recomienda a uno “Lea, lea”. En otros momentos responde: “Sí” y en otros “No”, en ambos casos así, a secas, como un trago de Coronilla sin hielo.

Miren estos otros dos ejemplos. ¡Son muy cómicos, después de todo! ¡Un verdadero crack!

https://twitter.com/ConsEspLaHabana/status/1290445892428931073

https://twitter.com/ConsEspLaHabana/status/1290359068310351873

Mientras pensaba cómo redactar la nota, de pronto, recordé un suceso que involucra “al gobierno español”- más bien a la monarquía española – y que claro, pudiera “ilustrarnos” un poco en la llamada “mala leche española”; esa que tienen algunos agazapada, dormida, presta a cortarse si las condiciones son propicias.

Se trata de una frase “histórica”; de esas que el Dr. Dubouchet o la Dra. Maria Dolores Ortíz en el programa Escriba y Lea, calificarían como “histórica, posterior a la Edad Media, a la Revolución Francesa” y perteneciente al siglo XXI. ¡Hasta Wikipedia tiene la frase!

Sucedió en la XVII Cumbre Iberoamericana de 2007, en Santiago de Chile. Hablaba el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero sobre la figura de su predecesor, José María Aznar, cuando su discurso se vio continuamente interrumpido por el mandatario venezolano Hugo Chávez interesado en hacer ciertas precisiones sobre “el caballerito Aznar”, como entonces le llamaban él y el difunto ejemplo suyo en la jefatura de un gobierno latinoamericano, Fidel Castro.

Tantas interrupciones de Chávez terminaron de agotar la poca paciencia del Rey Juan Carlos I, acostumbrado a que no lo interrumpan, y que mucho menos un gobernante de una ex colonia española, los interrumpiese y lanzó aquel bombazo histórico: “¿Por qué no te callas?”

Perdón al Consulado Español, por la asociación y el recuerdo de algo que no puede olvidarse, pues está recogido hasta en video; pero, a esa persona que está “detrás del Twitter” y que los representa oficialmente, le faltó poquito para decir “¿Por qué no te callas?” a cualquiera de los internautas interesados, algunos en una precisión consular; otros, simplemente, obstinados y deseosos de acabar de largarse de Cuba definitivamente.

por Roberto A.

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