Uno de Santiago de Cuba, y el otro de Industriales. ¿Con quién te quedas, Gabriel Pierre o Lázaro Vargas?

Dos tremendos defensores de la “esquina caliente” llegan hoy a la sección de comparaciones beisboleras de Cubacomenta. Figuras icónicas de los dos equipos que representan la mayor rivalidad histórica en la pelota cubana: Santiago de Cuba e Industriales. ¿Gabriel Pierre o Lázaro Vargas?

Contemporáneos, les tocó demostrar sus habilidades en una época de esplendor beisbolero donde solo las verdaderas estrellas podían imponer su juego. A la sombra de Omar Linares, el mayor exponente que ha tenido jamás esa posición en la historia de los clásicos nacionales, estos dos peloteros pujaron con el guante y el madero para ganarse un puesto en el equipo Cuba y en la memoria de todos los aficionados a este deporte.

“El mulo oriental”: Gabriel Pierre

Robusto y ágil, se destacó por su juego agresivo, el poder tremendo de sus muñecas y por sus habilidades defensivas durante las 18 temporadas que se mantuvo en Series Nacionales.

Integrante de la llamada “aplanadora santiaguera” que logró tres coronas a finales del siglo XX, despachó 306 cuadrangulares en su carrera para convertirse en el segundo mayor jonronero en la historia de su equipo, solo superado por Orestes Kindelán.

Conectó 1577 imparables con 302 dobletes incluidos, remolcó 1043 carreras y terminó con un promedio ofensivo de 295, además de recibir 972 bases por bolas, dato que habla del respeto que le tenían los lanzadores contrarios.
Obtuvo el liderato en carreras anotadas en el año 1991 con 41, y dos años después fue el rey de las impulsadas con 65.

Con el guante no fue segundo de nadie y en 1585 juegos oficiales cometió 220 errores para un average de 956; participó además en 371 jugadas de doble matanza.

Los gritos de “Pierre camina eso” fueron famosos en su estadio Guillermón Moncada, una muestra de la confianza que le tenía su afición.

Con la selección nacional obtuvo la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999, en el Campeonato Mundial de Barcelona 1998, y en los Juegos Centroamericanos de Maracaibo 1998, así como la presea plateada en las Copas Intercontinentales de Italia 1997 y 1999, y en las Olimpiadas de Sidney 2000.

“La bestia negra”: Lázaro Vargas

Durante 22 campañas defendió el color azul de los Industriales. Aparentemente apático en el terreno de juego, fue un castigador de lanzadores durante toda su carrera al punto de promediar para 317 con 2132 indiscutibles, 108 bambinazos y 1064 carreras empujadas.

Temperamental, este capitalino jugaba cada partido como si fuera el último de su vida. Guapo y agresivo en las bases, dejó una huella a su paso por las Series Nacionales por su entrega y rendimiento deportivo y se convirtió en un símbolo para los aficionados.

Logró cuatro coronas nacionales y fue líder en hits en 1984 y 1986, con 102 y 75 respectivamente, y en ese último año fue además el máximo anotador del campeonato con 48. Ostentó el récord de más juegos consecutivos bateando de hit (31) durante diez temporadas hasta que fue roto en el 1995.

Fue una especie de talismán en los equipos Cuba que integró, alcanzó siempre la medalla de oro en esos eventos: dos Juegos Olímpicos (Barcelona 1992 y Atlanta 1996), tres Copas Intercontinentales (La Habana 1987, Puerto Rico 1989, y Barcelona 1991), un Campeonato Mundial (Parma 1988), dos Juegos Panamericanos (Indianápolis 1987 y La Habana 1991) y dos Juegos Centroamericanos (Santiago de los Caballeros 1986 y Ponce 1993).

Será recordado entre otras hazañas por el hit de oro que le dio el triunfo al equipo cubano en el mundial de 1988 y por ser el primer jugador en conectar una “escalera” (hit, doble, triple y jonrón) en unos Juegos Olímpicos (Barcelona 1992).

Roque Díaz


 

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