Hoy llegan a comparaciones beisboleras dos peloteros con muchos puntos en común que tuvieron un tremendo impacto en su época.
Fernando Hernández y Lázaro Madera vistieron los colores de los equipos pinareños, son derechos, patrullaron con regularidad el bosque izquierdo y se alternaron el quinto turno en la tanda ofensiva durante el tiempo que coincidieron en el terreno.
Con el poder de sus muñecas, sangre fría en el cajón de bateo, la entrega y la velocidad de sus piernas, estos dos exponentes de la era dorada del béisbol cubano continúan como referencia para las nuevas generaciones y descansan hoy tranquilos en el altar sagrado donde los aficionados elevan a sus glorias deportivas.
Si tuvieras la oportunidad de escoger a uno de ellos para que ocupe un puesto en la alineación en el juego de tu vida, ¿a cuál prefieres? ¿Fernando Hernández o Lázaro Madera?
Fernando Hernández
Nacido en Guanajay, hoy provincia de Artemisa, representó a los equipos de Vegueros y Pinar del Río durante 20 Series Nacionales, siempre como una pieza clave en el ataque, al punto de proteger en muchas ocasiones en la alineación regular al “señor pelotero” Luis Giraldo Casanova.
Llamado “El caballero” por su hidalguía y su carácter noble, se aseguró un puesto en la historia de este deporte en Cuba al remolcar 12 carreras en un solo partido, récord que será muy difícil de romper, aunque fue igualado una vez por el santiaguero Alexei Bell.
Dotado de nervios de acero, se caracterizó siempre por producir en momentos tensos del juego, un plus que decidió a su favor para integrar algunos equipos nacionales a pesar de la tremenda calidad de los jardineros de aquellos tiempos.
En una ocasión se llevó el liderato de bateo y carreras anotadas en los clásicos domésticos y una vez consiguió ser el máximo productor de indiscutibles. En 1982 fue elegido el mejor jardinero izquierdo de la serie.
Fernando dejó un promedio ofensivo de 284 y disparó mil 600 hits durante su carrera, incluidos 269 dobles, 31 triples, y 198 bambinazos. Trajo además 867 carreras para el plato, recibió 451 bases por bolas y apenas se ponchó en 154 oportunidades. Fue un guante seguro y eficiente en su posición.
Con el equipo nacional participó en los IX Juegos Panamericanos, en el cual fue elegido integrante del Todos Estrellas al concluir líder en bateo con 458 y en carreras anotadas con 10. Fue miembro además del team Cuba en dos Copas Intercontinentales y en unos Juegos Centroamericanos.
En el segundo torneo internacional José Antonio Huelga fue el líder jonronero e impulsador y fue seleccionado el jugador más valioso del equipo (MVP).
Falleció el 7 de octubre de 2017.
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Lázaro Madera
Bajo de estatura, pero de mucha corpulencia física, este pinareño fue un temible bateador durante toda su carrera deportiva. Famoso por no tener una zona de bateo definida, fue muy difícil para los lanzadores de su época por su capacidad de conectar pelotas para cualquier banda del terreno.
Con un poderoso swing, logró llevarse las cercas en varias oportunidades con lanzamientos fuera de la zona de strike y en una ocasión desapareció una esférica que tocó la arcilla antes del plato, para alimentar la leyenda que llega hasta nuestros días.
A su fuerza natural se sumó el tacto y la velocidad de sus piernas, lo que facilitó su rendimiento en la caja de bateo y sus altos promedios ofensivos, para compensar sus debilidades defensivas.
Acaparó varios lideratos ofensivos durante su estadía en Series Nacionales y Selectivas, entre ellos uno en dobles y jonrones, otro en hits, uno en anotadas y dos en carreras impulsadas. Fue electo el jugador más valioso de la serie de 1991 cuando alcanzó un average al bate de 400.
En 15 temporadas pegó mil 872 hits en 5 mil 774 veces al bate para un excelente 324 de promedio ofensivo. Conectó 297 dobles, 26 triples y 264 cuadrangulares y remolcó mil 93 carreras. Formó con Omar Linares y Luis Giraldo Casanova uno de los tríos más temidos de todos los tiempos.
Participó con el equipo Cuba en la Copa Intercontinental de Barcelona 1991, pero formó parte durante más de 10 años de las selecciones B del equipo nacional, quizás por no ser considerado un buen defensor en las praderas.
En plenitud de facultades fue obligado al retiro en 1997 junto a muchos otros peloteros, una de las decisiones más polémicas e injustas en la historia del béisbol cubano que hasta el día de hoy permanece sin autoría.
Roque Díaz
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