En medio de las dificultades lógicas del coronavirus, vino al mundo en el hospital Mario Muñoz de Matanzas una niña. No era allí donde debió haber nacido, sino en el hospital materno, pero el ginecólogo Ramsés Isaac Marrero no tuvo otra opción; la madre de la niña era una paciente con covid-19.

Dijo Ramsés al diario oficialista Juventud Rebelde que fue una cesárea complicada. La niña tuvo un peso insuficiente, pero en estos momentos se encuentra bien, igual que la mamá

Ramsés tuvo un grupo de cirujanos de conjunto con él haciendo la cesárea. Lo califica como algo difícil y como “una experiencia única, algo que no vamos a olvidar jamás”.

“Felizmente, la madre se recuperó de la covid-19 y la pequeña corrió con la suerte de no contagiarse”.

“Pienso que la satisfacción del deber cumplido es lo más importante en estos momentos; que se va a sentir orgullosa cuando vea las historias, y vea que hay un niño que tiene mi nombre, y que una niña nació gracias a mí”, explica este galeno matancero, en cuyas manos estuvo la vida de la joven Oslaidy González Bóveda.

Fue ella quien dio a luz a la bebé Rosa Anelis Sánchez González, nacida hace 15 días en medio de la pandemia de covid-19.

Su caso, único hasta el momento en Cuba, retomó interés en las últimas horas, ya que ella por las complicaciones de la covid-19, más una infección que se le presentó en la herida de la cesárea, tuvo que esperar 15 días para poder finalmente abrazar a su bebé Rosa Anelis .

“El momento en que la puse en mi pecho fue inexplicable, nunca la había abrazado. Aunque fue la primera vez, increíblemente cogió la teta normalmente y se la tuvieron que quitar”, expresó la joven mamá, que indiscutiblemente tendrá para siempre en el Parnaso de los agradecimientos al médico Ramsés.

Ese médico que hoy nos habla como el más mortal y sencillo de los humanos.

Rosa Anelis, recién nacida. Foto: Girón

Rosa Anelys

por Roberto A.

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