El tema de las brigadas médicas cubanas sigue dando mucho de qué hablar. Proponemos una serie de trabajos con testimonios de galenos que se formaron en la isla
En medio de la crisis mundial por la pandemia de coronavirus, mucho se ha escrito y comentado sobre el envío de brigadas médicas cubanas a varios puntos del planeta.
El propio gobierno cubano ha impulsado en redes sociales el hashtag #CubaSalva para gestionar toda una labor de propaganda en torno a la tarea -no por eso menos meritoria- de los galenos de la isla.
Sin embargo, las críticas no cesan. Algunos se han cuestionado por qué en medio de la crisis que atraviesa la isla, también en el sector de la salud, los médicos deben salvar vidas fuera del territorio nacional. Y por otra parte se preguntan a dónde va a parar el dinero que recibe el gobierno cubano. Las autoridades han asegurado, en reiteradas ocasiones, que se invierte en insumos médicos y en infraestructuras hospitalarias. Pero… la realidad los desmiente casi a diario.
¿Diplomacia médica?
El pasado 27 de mayo, el portal digital Esglobal publicaba el artículo “Diplomacia médica cubana: oportunidades durante la pandemia” de la periodista cubana Milena Recio, afincada en Madrid. La lectura del texto -que por momentos parece un encargo- deja varias dudas.
Cuando se afirma: “generalmente se desconoce o subestima el consentimiento informado de los médicos cubanos al enrolarse en estas misiones”, es difícil comprender que esto haya sido escrito por alguien que nació en la isla. Claro que lo firman, de la misma forma -probablemente- que se procede en Cuba con estas y otras acciones que se catalogan como “voluntarias”.
Asimismo la periodista sugiere que el elemento esencial para que los médicos cubanos desertaran de las misiones era el programa promovido por Estados Unidos (Cuban Medical Professional ParoleProgram).
En otro momento, al referir en “Diplomacia médica cubana: oportunidades durante la pandemia” que las brigadas médicas permiten mantener el sistema de salud cubano con buenos indicadores, pues o se falta a la verdad, o se oculta una parte de ella.
El trabajo de los médicos cubanos, dondequiera que han estado, es reconocido por muchos. Mas, por qué se escribe este artículo sin ni siquiera mencionar a los dos galenos secuestrados en Kenia en abril del 2019: Assel Herrera Correa, especialista de Medicina General Integral de la provincia de Las Tunas y Landy Rodríguez Hernández, especialista en Cirugía de la provincia de Villa Clara. ¿Un olvido de quien lo escribió o “de eso no se habla”?
En mi opinión, la visión es parcializada -muy pro gobierno cubano- y obvia conscientemente una parte de la realidad que narra. Incluso no dudo que el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla tenga el artículo en su mesita de noche, como lectura de cabecera.
Una “fábrica” de médicos
Cubacomenta ha contactado con médicos cubanos para hablar del tema. Por razones en las que no es necesario abundar, sus nombres reales no figurarán. Sus familiares permanecen en la isla. Este es el primero de una serie sobre galenos cubanos, su formación en la isla y la participación en el Contingente Internacional “Henry Reeve”.
Una doctora cubana, graduada en 1996, y que hoy reside en Miami, nos revela: “nunca supuse que me estaba formando en una fábrica, porque eso es en lo que se convirtieron las Facultades de Ciencias Médicas en Cuba. Había que aprobar estudiantes” -decía molesto un profesor de entonces y famoso por exprimir a sus estudiantes en los exámenes.
Esta profesional formada en la isla caribeña y que hace cinco años decidió poner tierra de por medio, nos aclara: “Tengo miles de ejemplos de médicos que se sitúan en lo que yo denomino los tres bandos. Primero, los que estaban o están en misiones (bajo presiones y excesivo control de sus movimientos, recibiendo un pago mísero pero con familia en Cuba que mantener y sin otras opciones de supervivencia. Muchos de ellos, con miedo a emigrar por lo incierto, no soportan ni hablar del tema). En segundo lugar están los que permanecíamos o aún permanecen en la isla, porque teníamos o tienen otras fuentes de vida; apoyo de familiares, negocios al margen, que no negociamos nuestra ética y no nos exponemos a sufrir abusos y enfermedades en esos países); y por último los que se fueron hace años, que tuvieron visión, luz larga, o familiares que les abrieron los ojos, facilitaron su salida y reinserción en otros sistemas de salud (dígase Italia, España, EEUU, Chile, Suecia, Alemania, etc)”.
Para Cubacomenta también accedió a dar su testimonio un médico geriatra, de la graduación de 1996. Actualmente trabaja como médico general en España. “Salí de Cuba con 30 años (hace 20) y aunque me siento feliz y superaplatanado en mi España y mi Cataluña querida, confieso que llegué tarde y que todo lo que estoy haciendo es por mis hijos. Con esa filosofía he ido prosperando y creándoles a ellos un huequito en la sociedad. Aquel país nos quitó nuestros sueños de juventud y los molió… pero de verdad”.
Ania Liste