Más allá del transporte, la ropa y otras acuciantes necesidades, la alimentación siempre será una constante preocupación para quienes viven en la isla, sea durante la actual pandemia o cuando pase esta.
Basta con mirar una encuesta en el sitio web del periódico provincial Escambray, de Sancti Spíritus, para comprender la importancia capital que da el pueblo a la disponibilidad de los alimentos en Cuba.
La isla entró en una crisis importante por la disminución de importaciones y los tropiezos amplificados de una agricultura ineficiente que sufre la carencia de recursos.
Con más de un 21 por ciento, la producción de alimentos gana la votación ante la pregunta de cuáles serán “las principales prioridades que deberá encarar el país una vez superada la COVID-19”.
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Por detrás quedan la atención a los posibles rebrotes de la enfermedad, con el 16 por ciento, y otra de las tradicionales preocupaciones como la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria, que torpedea la economía y el bolsillo de muchos.
Rezagados en el conteo van la generación de divisas para solventar las necesidades nacionales, otra de las grandes dificultades, porque la nación necesita importantes cifras de divisas para importar materias primas y otros productos.
Entre las preocupaciones de los lectores, se ubican más atrás el aseguramiento del combustible requerido para el funcionamiento del país e incluso la reapertura de los aeropuertos y la recuperación de la actividad turística, el motor en el que se han invertido millones de dólares, y que nunca será igual.
Incluso, con esos cientos de millones “enterrados en forma de hoteles, infraestructura y equipo”, se corre el riesgo “ de que se haya hecho una inversión que nunca se vaya a recuperar o que se va a recuperar en un grado muy bajo, ese es el reto que tiene el turismo”, afirmó el Doctor Ciencias Económicas, Pedro Monreal, en una amplia conversación, trasmitida de forma simultánea a través de las páginas de Periodismo de Barrio y elTOQUE en Facebook.
Pero por sobre la falta de divisas o el combustible -sin los cuales no se puede producir-, la racionalidad da paso al instinto de supervivencia: la disponibilidad de alimentos en Cuba se mantiene como el centro de atención, en medio de la escasez y las colas.
Esta situación preocupante no encuentra remedio en la agricultura, porque tiene problemas recurrentes y estructurales que se han visto incrementados por la falta de recursos para trabajar.
Pero el diario oficialista Granma dio la panacea para todos los problemas del campo, y es nada más y nada menos, que un llamado con tintes moralistas a “la vergüenza de los trabajadores agropecuarios”, como si con esta y con el sudor de los campesinos cubanos, se resolviera todo, incluido el agobio constante por los alimentos en Cuba.
Omar Cortázar
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