Pedro Junco López, escritor camagüeyano, acaba de ser expulsado de la UNEAC. El gobierno actuó con la severidad que no actuó, contra los asesinos de su hijo, asesinado en el año 2015.

Tras publicar carta abierta a Miguel Díaz-Canel, el escritor cubano Pedro Junco López conocía que algo trascendental sucedería.

Este honroso camagüeyano, nacido en el año 1947, acaba de ser expulsado de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) luego de recibir la visita en su casa de dos funcionarios de una entidad que parecería independiente pero que, en la práctica, está subordinada al gobierno y al Partido Comunista de Cuba. Sí, porque el Partido está por encima de todo. Incluso, de la ley.

¿El motivo de la expulsión? Publicar una carta abierta a Díaz-Canel en la que critica las últimas medidas económicas del gobierno comunista de La Habana.

“Ayer lunes 3 de agosto se presentaron en mi casa dos funcionarios de la Unión de Escritores para notificarme la separación definitiva de este organismo, por actuar en franca contradicción con los principios, estatutos y reglamentos de la UNEAC”, escribió Junco.

Esta expulsión, Pedro Junco López la llamó un claro ejemplo de la violación de la Carta Magna de 2019. Dice que no le sorprendió porque “desde el requerimiento que me hicieron a final de julio con la esperanza de obligarme a pedir perdón al estilo de Heberto Padilla hace ya casi sesenta años, los estuve esperando”.

Esta sanción no es gratuita. Ni es “tan nueva”.

La entereza moral de Pedro Junco López ya había chocado contra el gobierno en al menos una ocasión; justo tras el asesinato de su hijo en Camagüey.

Uno podía esperar que, tras el suceso, las autoridades fueran diáfanas y que el crimen, que a todas luces fue un crimen de odio, fuese juzgado con la severidad que correspondía, pero no sucedió así. Tampoco las autoridades del Ministerio de Justicia tuvieron deferencias en ser transparentes con el destacado escritor.

Para aquellos que lo han olvidado, Junco es el padre del cantante de rock Pedro ‘Mandy’ Junco, quien fue asesinado en una cruenta madrugada del año 2015.

Los responsables del abominable crimen recibieron una leve condena. Junco no calló entonces la ignominia y denunció toda la cochambre que rodeó la actuación de la ley.

Aquello, sin embargo, no trascendió mucho, pero la carta permaneció guardada. Junco utilizaba las redes sociales y la plataforma de Cubanos por el Mundo, en la columna ‘El Buche de Alcatraz’, y su blog, en el cual todo aquello quedó expuesto de modo transparente. Nadie, sin embargo, le respondió de igual manera. Ni siquiera fueron diáfanos en el esclarecimiento de sus dudas.

Ahora, tras la carta, Pedro Junco López escribió:

Señor presidente Diaz-Canel:

En su último discurso ante el Consejo de Ministros, televisado y expuesto en la Mesa Redonda, usted hace públicas las determinaciones tomadas al más alto nivel, considerando de antemano la aprobación del pueblo sin consultársele, poniendo en tela de juicio la popularidad de estas medidas.

Cierto es que los sistemas autocráticos son libres en el accionar de sus ordenanzas y que ya es costumbre atávica en los cubanos resignarse a acatar y obedecer los decretos estatales. Pero me sentí profundamente señalado cuando usted dijo –con otras palabras, desde luego, pues no tengo grabadora en mi casa– que los enemigos de la Revolución utilizan las redes sociales para mentir y confundir a la ciudadanía. Y es precisamente la palabra “enemigos” la que nos ha echado en el mismo saco a los que desean el derrocamiento del sistema que hoy nos dirige, junto a los ciudadanos cívicos que declaramos nuestra verdad y proponemos nuestras opiniones públicamente, por cualquier medio de expresión como reza en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como instituye la nueva Carta Magna cubana y, sobre todo, como el Apóstol de nuestro país nos dejó por herencia: pensar y hablar sin hipocresía y trabajar para que nuestro gobierno sea bueno cuando consideramos que nuestro gobierno se equivoca.

https://www.facebook.com/pedro.juncolopez/posts/3171098683001954

Es lamentable que la situación económica de mi país, que es su país, haya colapsado y los haya obligado a tomar medidas que desde hace décadas todos sabemos constituyeron errores económicos garrafales, como la penalización del USD. Y más lamentable aún que se abran tiendas especializadas solo para quienes tengan divisas extranjeras, dando una bofetada humillante a la moneda salarial de todos los cubanos y ahora, hasta al injusto CUC, ayer equivalente del dólar y hoy tan segregado como el peso cubano tradicional.

Es lamentable, señor presidente, que lleguemos a tal extremo de abyección ciudadana y que usted nos tilde de enemigos cuando nosotros somos los verdaderos amigos de la Patria. Somos los que alertamos el cierre del turismo y de las escuelas y universidades al comienzo de la pandemia –reconocido, inclusive por el Primer Ministro–. Somos los que decimos hoy que abran la economía. Si existen enemigos de la Revolución, búsquelo entre los directivos de cuellos blancos, dirigentes militantes del Partido que se prestan a las menos pensadas ilegalidades, y castíguelos. Pero deje de perseguir a los productores: permita que el pescador, pesque; que el agricultor siembre, que el ganadero críe… Pero deje al pescador que venda libremente su producto del mar, que el cosechero se las ingenie y comercialice sus siembras sin que medie el Estado, que el campesino mate su res y la venda al precio que le venga en ganas y se la compre el que pueda; porque por muy injusto que parezca, mayor injusticia es venderle al proletariado en una moneda que no circula en Cuba y a la que solo quienes tienen apoyo desde el exterior, pueden adquirirla.

Lea con detenimiento este exergo del discurso de Ignacio Agramonte en la Universidad de la Habana hace 158 años:
“La administración que permite el franco desarrollo de la acción individual a la sombra de una bien entendida concentración del poder, es la más ocasionada a producir óptimos resultados, porque realiza una verdadera alianza del orden con la libertad.”

Únase a nosotros, señor Presidente. Escúchenos a todos por igual: a quienes le adulan, a quienes pretenden destruirlo y a los que nos rompemos la cabeza buscando una salida feliz a la crisis económica que nos envuelve. Y tome luego sabias decisiones.

Evite el presagio del poeta: …porque los pueblos que sufren / como la ortiga que llora / cuando de sufrir se aburren / echan veneno en las hojas.

Por todo esto, lo han expulsado.

por Ariel P.


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