Un internauta cubano denunció en Facebook que el equipo con el cual le midieron la presión en el Policlínico Plaza estaba defectuoso, y a responderle saltó la directora de la institución, que con todo el “glamour soberbio” que suele caracterizar a muchos cuadros y funcionarios, llamó “fresco” y “malintencionado” al muchacho.

Al menos esta directora no soltó “flores por la boca”, como suelen hacer algunos, a quienes “se la zafa la catalina” y le dicen al denunciante hasta del mal que va a morir.

Esta doctora, no; ella fue distinta, pero cuestionó la denuncia y de manera “algo fuerte”. Incluso hasta hubo un careo, en el que luego saltaron otros dos internautas, a atacar al denunciante.

Vayamos al grano.

Todo comenzó cuando el cubano Reysel de la Fe se sintió mal de la presión y decidió ir  al Policlínico Plaza.

Allí, y aunque él que es hipertenso y sabe cuando se siente la presión “por las nubes” y cuando no, el esfigmomanómetro digital que le midió la presión no arrojó anomalía alguna. Más tarde él, con otro esfigmo se la midió y sí, la tenía elevadísima: 160 con 100.

Reysel, luego, se quejó en su muro de Facebook y su post provocó ronchas severas en la piel de Isabel Martínez, directora del policlínico.

“Yo, personalmente acuso a los que dirigen el policlínico Plaza (…) Lo que están haciendo con los pacientes es una falta de respeto (…) Yo pienso que si no tienen un ‘esfigmo’ bien calibrado pues que no den ese servicio, pero lo más triste es que los médicos lo saben y que están engañando a los pacientes”, dijo Reysel con lo que, sin dudas, hasta pudiera haber salvado la vida de algún hipertenso.

https://www.facebook.com/reysel.delafe.507/posts/147736036967153

Lejos de recibir “las gracias” por la alerta, se encontró con la respuesta de Isabel, quien no solo intentó desmentir lo expresado por el cubano Reysel de la Fe, sino que ahí mismo se le subió el espíritu patriótico a la cabeza y “haló por el sable de Máximo Gómez” para defender la honrosa labor de los médicos cubanos, a la vez que expresaba su versión de los hechos.

“El objetivo de nuestro personal de salud y de la dirección de la institución nunca será ni el maltrato ni el engaño al paciente, aunque existan personas que intenten demeritarnos y demostrar lo contrario”, señaló la funcionaria al final de su primera respuesta, en la cual habla de que el paciente tomó pastillas, no quiso dar su nombre, etc y etc.

Reysel le contestó. Le dijo que ese cuento no era así, e Isabel contestó de vuelta; y hasta le terminaron cuestionando que no era “consecuente con su apellido”.

De la situación, tal vez este cubano saque una experiencia: no volver a ese policlínico o chequearse la presión dos veces, en dos lugares distintos. Tal vez con un esfigmo digital y otro “normal”, de los de siempre: el de la perita y el relojito.

Esfigmomanómetro de los antiguospor Ariel P.

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