Un doctor Francisco Durán muy molesto, lejos de la imagen dulce que hasta el momento solía transmitirnos día a día, anunció esta mañana que suman ya 50 los contagiados por el brote de covid-19 en Bauta, un brote surgido por la “religiosa necesidad” de un grupo de personas que oficiaron “un toque de tambor”, en ese municipio de la provincia de Artemisa.
Del toque, se sabe, los feligreses fueron hasta Playa Baracoa, a depositar flores en el mar; como todavía estaban eufóricos por la celebración, se fueron para un bar; no a ahogar las penas, que no tenían ninguna, sino a contagiar a otros.
Sumados todos, esa es la cifra: 50 contagiados por coronavirus.
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Durán confirmó molesto que se tomarán más medidas, urgentes y estrictas, contra todas aquellas personas indisciplinadas que, en detrimento del interés general del pueblo, y contrarios al sentido común, echen por tierra la labor de cientos y miles de profesionales de la salud que, a pesar de las circunstancias, anunciaron desde días pasados haber contenido la pandemia y por tal motivo, decretaron la desescalada en varios territorios del país.
Ahora, con motivo de esa indisciplina en Bauta, el Consejo de Defensa Provincial (CDP) de Artemisa instruyó con medidas de restricción a la población del territorio; medidas que se extendieron hasta el poblado de Playa Baracoa, situado al oeste de La Habana. Debido al evento de transmisión de Bauta, en este pequeño poblado se decretó un “nadie entra nadie sale” -dicho así por el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz -y ya se contalbilizan 12 infectados.
También los habitantes del poblado vecino de Bentré, se encuentran “contenidos”. Al igual que los de Caimito.
En La Habana hay seis municipios donde se reportan casos, y los integrantes del Consejo de Defensa Provincial han decidido cerrar cuadras y el acceso a determinados bloques, manzanas y Consejos Populares enteros.
Sin dudas, el mayor peligro del coronavirus es la falta de percepción de riesgo; la indisciplina, la no toma de medidas enérgicas, no respetar el aislamiento social.
por Ariel P.
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