Nada de latigazos; cero cepo. Tampoco la encadenaron y la llevaron a trabajar en campos de caña a miles de kilómetros de su casa de manera forzada; sin embargo, una periodista oficialista cubana “denunció” que fue víctima del racismo cuando, hace muchísimos años, quiso meterse a bailar casino junto a unas colegas de estudio, negras, y estas la rechazaron. Para más señas, dice que quedó traumada.
El incoherente argumento de Margarita Barrios Sánchez, periodista del Juventud Rebelde, es motivo de burla y preocupación -además de una carta de reclamación al diario Juventud Rebelde y la UPEC- entre un grupo de internautas cubanos, afrodescendientes en su mayoría, que vino a colación de un post, ya eliminado de su perfil de Facebook, por la Presidenta de la Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Matanzas, Yirmara Torres Hernández.
En este post, que Torres Hernández se vio obligada a eliminar, se hacían “loas” para eliminar el día de la Mujer Afrodescendiente bajo el argumento de que “mujer solo hay una”.
Una rápida revisión a “los comentaristas” nos arrojó el siguiente dato: todos los que estaban “en contra”, eran individuos de raza blanca; gente “preparada” y estudiada, como la periodista Torres Hernández que, según sus testimonios vertidos, ha sido “Jurado” durante algunos años en “materia de género”.
Sin embargo, sus estudios sobre el racismo se desmoronaron como castillo de naipes rápidamente, luego de que “corriera la alarma” entre verdaderos estudiosos del tema.
Uno de ellos, alarmado por el racismo solapado de Torres Hernández; el del presentador de programas culturales en la TV y ahora “periodista de Culturales” de Granma, Oni Acosta Llerena, entre otros, “ilustres blancos” de buena posición, escribió un documento o queja, que aseguran, hará llegar a la Dirección del Juventud Rebelde y de la Unión Nacional de Periodistas de Cuba.
Pero, ¿qué dijo Margarita?
Pues esto:
“Todas las organizaciones y días y festejos dedicados a los afrodescendientes no son otra cosa que organizaciones racistas“. Y continuó:
“(…) porque se puede ser de cualquier color y ser segregacionista. Que en Cuba haya una comisión para defender los derechos de los negros -nótese el carácter localista de su pobre y racista argumento- o una organización cultural para defender la cultura de los negros, es ofensivo para los negros. Que se coloque a un negro en un puesto (…)”, y así, hasta que llegó a “la joya”.
“Recuerdo que en mi secundaria, hace unos cuantos años, había un grupo de alumnas negras que siempre andaban juntas y un día me acerqué a ellas porque estaban bailando una rueda de casino en la escuela al campo y me dijeron <<Sal de aquí blanquita, esto no es lo tuyo>>. Nunca lo olvidé. Fui objeto de un rechazo por el color de mi piel.
Ante todo esta sarta de “fragilidades blancas”, escribió Maikel Pons Giral, profesor de la Universidad de Camagüey, miembro del Comité Académico Ruta del Esclavo y de la Comisión Aponte de la UNEAC en su sede de la provincia Camagüey, e investigador educativo y doctorando sobre temas raciales en Cuba.
“Estimados/as:
Soy el ciudadano cubano Maikel Pons Giralt, profesor de la Universidad de Camagüey, miembro del Comité Académico Ruta del Esclavo y de la Comisión Aponte de la UNEAC en sus sedes de la provincia Camagüey, e investigador educativo y doctorando sobre temas raciales en Cuba. Por este medio vengo a ponerles en conocimiento mi decepción y condena a una publicación realizada el 24 de julio en su perfil de Facebook por la periodista Yirmara Torres Hernández (Presidenta de la Filial UPEC de Matanzas) donde públicamente asume una actitud de instigación a la discriminación racial hacia la mujer cubana negra y latinoamericana, a partir de una desvalorización expresa a la promoción que se realizó en Cuba y en todo el continente al Día de la Mujer Afrolatinoamericana y Afrocaribeña (https://www.facebook.com/yirmara/posts/3512412175449511, en adjunto screenshots de comentarios).
Este post motivó una serie de comentarios lamentables (también de oposición) por su contenido discursivo, ético, ideológico y ontológico racista, que incluso en su desatino llegan a catalogar de “ofensiva” y “racista” la existencia de la Comisión Aponte de la UNEAC y la política de promoción de cuadros negros y mestizos que durante más de 30 años impulsan nuestro Partido y Gobierno (aprobadas como Objetivo de Trabajo de la I Conferencia Nacional del PCC), y que incluso el compañero Raúl Castro en su última intervención como Presidente insistió en su necesidad. Es éticamente inconcebible que personas que representan una función pública tan decisiva como el periodismo revolucionario asuman este tipo de actitud y sus posicionamientos los hagan públicos y notorios sin la mínima atención al efecto contraproducente, dada la responsabilidad ciudadana que ostentan.
Como ciudadano cubano negro, solicito una investigación a la Comisión Aponte de la UNEAC y a la Unión de Periodistas de Cuba sobre esta públicación y sus actores, pues cada vez se van haciendo más cotidianas estas publicaciones en las redes sociales discriminatorias y de corte racista de personas del espacio público cubano (artistas, periodistas, intelectuales) , resguardadas en el supuesto derecho de libre expresión en estas plataformas.
Esta perspectiva discursiva se intenta sustentar en una supuesta idea de “fortalecimiento” de la unidad o por otro lado de hacer una falsa analogía entre el activismo antirracista cubano y la oposición contrarrevolucionaria, pero en esencia promueve una visión folclorizante, eurocéntrica y de invisibilización del tema racial en la realidad cubana, lo cual constituye una de las debilidades identificadas en el diagnóstico que impulsó la propuesta del Programa Nacional de enfrentamiento a la discriminación racial, y que no contienen razonamientos que contribuyan al interés nacional de enfrentar el racismo. Los revolucionarios de cualquier color de piel no nos podemos conformar con la libre circulación de ideas y contenidos que desvirtúan y contradicen nuestras prácticas históricas antirracistas, que siguen siendo eje de nuestro proyecto social socialista. Lamento tener que ocuparnos en temas como estos, y lo asumo como una estricta responsabilidad.
Quedo al tanto de sus respuestas, les envío un saludo afectuoso”.
Si habrá o no respuesta oficial sobre esto, ya le informaremos más adelante. Por lo pronto, tanto Yirmara Torres Hernández, como Margarita Barrios Sánchez, andan de muy bajo perfil, intentando olvidar la metedura de pata.
por Ariel P.
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