Los coleros en Cuba también se han convertido en revendedores. Son una figura interesante, que ha evolucionado y lo revende todo. Y a altos precios. Muy por encima del precio que te lo vende el Estado, que ya de por sí, lo vende casi que a precio de millonario.

El mismo Estado que te vende los productos a precio de escándalo, con su valor triplicado y cuatriplicado, se enfrenta desde hace 4 meses a una “especie” que parece estar cobrando auge y hasta “valor mercantil” en Cuba: los llamados coleros.

La batida que se le ha dado es gigante; y lo más “bonito” que tiene todo esto es que han encontrado el apoyo entre la población. ¿Por qué? Pues porque al parecer a los coleros se les está “yendo la mano” con los productos que revenden.

De igual modo, el Noticiero Nacional de Televisión ha demostrado “la eficacia” de la PNR contra el delito; y en una isla “sitiada” por el coronavirus, con su segunda fuente de ingresos, el turismo, paralizado, y con el evidente “retroceso” en el envío de remesas, a los cubanos sin divisas se les hace “útil y necesario” denunciar todos estos casos de presuntos robos que el NTV transmite día por día.

Si usted sigue esas noticias, se da cuenta que más del 90% de los “robos” esclarecidos han sido por denuncias de la población; población que, por ejemplo, se encuentra un poco harta de que los coleros vivan de los demás; se levantan temprano, marca en la cola y rotan para, al final -no lo dude- dejarlo a usted sin el picadillo o el pollo y revendérselo más adelante.

El curioso diálogo generado en días pasados en Whatsapp entre una revendedora de toallitas sanitarias y una posible compradora es muestra fehaciente de que la gente se aburre; y también de que la revendedora se siente con todo el derecho de revender lo adquirido por ella al precio que le da la gana.

Una lógica brota como verdad en todo esto: también ella, la revendedora, tendrá que comprar al precio que le imponga el mercado, más adelante, un litro de aceite, por ejemplo.

Dice el portal La Joven Cuba -más bien nos recuerda- que entre los revendedores y coleros, que claro, se entremezclan, aparece siempre la figura del guapo del barrio para “romper la cola” y declararse primero que todos; pero que hasta estos, dejan que los revendedores y coleros se les pongan delante.

Entre unos y otros, pulula entonces la indefensión ciudadana. Esa vecina suya que, por mencionar otro ejemplo, se levantó a las 5:00 am, fue hasta la Copa, estuvo haciendo cola hasta las 4:00 pm y finalmente, no alcanzó ni un muslito de pollo.

por Roberto A.

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