El principal medio oficialista cubano, el mismo que ataca ahora a un conocido activista cubano, lo alabó hace varios años en un reportaje sobre especies en peligro.
Las páginas escritas demuestran cuánto han cambiado los vientos desde que hace casi dos décadas Granma entrevistara a Ariel Ruiz Urquiola, a quien el gobierno cubano y sus medios pretenden desacreditar en la actualidad.
Quien fuera elogiado en el artículo Cruzada para salvar especies, publicado el publicado el 15 de febrero del 2002 por Orfilio Peláez, pasó a ser en la actualidad “un mercenario construido por el Gobierno de Estados Unidos en contubernio con la extrema derecha de Miami”, afirmó Juan Diego Nusa Peñalver este 4 de julio en las páginas del medio oficialista.
En el reportaje de marras, aparece un joven Ariel con lagartos que logró reproducir en su hogar para ayudar a mantener la biodiversidad, y el diario ensalza su labor para ayudar a la conservación del medio ambiente.
“Años después, luego que el científico haya alzado la voz contra las constantes violaciones del régimen, Granma se hace eco de la versión del Gobierno, y asegura que dos agentes del Cuerpo de Guardabosques de El Cuajaní, donde está la finca de Ruiz Urquiola, descubrieron que el biólogo “había talado seis palmas reales en perfecto estado”, explica Ernesto Hernández Busto, de CiberCuba, quien se percató de la coincidencia de los trabajos con opiniones muy contrapuestas en las páginas del medio.
Granma contaba entonces que “tanto se apasionó Ariel con los chipojos, que en su propio cuarto creó las condiciones necesarias para lograr de manera exitosa la reproducción en cautiverio de varias decenas de individuos”.
Contrastan esas expresiones de Peláez con el lenguaje agresivo de Nusa Peñalver en este 2020, quien dice que a “este individuo, de biólogo y usufructuario de tierra en Viñales, la maquinaria del Gobierno estadounidense lo convirtió en un supuesto militante ecologista y defensor de los derechos humanos; en un súbdito al servicio de la política hostil contra la Mayor de las Antillas”.
Si en 2002 contaban de las pasiones de Ruiz Urquiola por la naturaleza, de su labor en favor de la reproducción de lagartos amenazados, ahora resaltan el comportamiento inadecuado y grosero de Jairo Rodríguez, funcionario cubano que interrumpió a Urquiola Ruiz en varias ocasiones durante la presentación de este en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Para Granma, la conducta de Rodríguez de intentar sabotear las palabras de Ruiz Urquiola fue actuar “con la característica actuación de principios de nuestros diplomáticos”.
Pero el medio oficialista no ha borrado de sus páginas -quizá por el momento- el artículo en que aparece Ariel Ruiz Urquiola junto a frases como “un loable esfuerzo multidisciplinario por tratar de preservar la diversidad biológica de la Mayor de las Antillas, la más rica de la región del Caribe, y legar a las futuras generaciones de cubanos el privilegio de poder disfrutar de la compañía de sus más singulares ejemplares”.
Granma repite la misma campaña de descrédito contra el biólogo cubano que otros medios oficialistas que se ceban con la figura de Ariel utilizando una serie de improperios típicos de la jerga ofensiva del periodismo cubano hacia los opositores.
Recientemente, el Noticiero de la Televisión Cubana arremetió contra Ruiz Urquiola faltando el respeto a la ética periodística y violando las reglas del derecho de autor, al robar material ajeno.
El NTV calificó este viernes al activista cubano como mercenario, en extendido reportaje en que usaron imágenes robadas al medio independiente cubano Periodismo de Barrio, cuyos miembros denunciaron en Facebook la flagrante violación de la televisión de la isla.
La periodista Irma Shelton dijo en el NTV que “su mercenario objetivo” era “desacreditar la obra de la Revolución”, y que de “biólogo y usufructuario de tierras en Viñales se convirtió en mercenario al servicio del imperio”.
Para graficar sus ofensivas palabras, usó imágenes robadas de un audiovisual del medio independiente cubano Periodismo de Barrio, hecho que incluso pretendió ocultar al tapar las señales de identificación del autor.
Julio Linares
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