No se puede estar con Dios y con el Diablo. No se les puede llamar “gusanos” a los mismos que les pides recargas, Paquito.
Francisco Rodríguez Cruz, el “famoso” bloguero defensor de los derechos de la comunidad LGBTI en Cuba, uno de los iniciadores del movimiento de bloggers en Cuba, militante del Partido Comunista de Cuba, autor de al menos una carta -viral- al exgobernante cubano Raúl Castro Ruz, y amigo íntimo de la hija de este, Mariela Castro Espín, ha dejado de ser Paquito el de Cuba para convertirse en “Paquito el de las Recargas”.
Sí, porque Paquito ha sido desenmascarado por varias “denuncias” relacionadas con no pocas solicitudes de recarga a personas radicadas en el exterior. Fundamentalmente periodistas. Al menos hay ya 4 casos documentados de “jineteados” por las súplicas de Paquito, para que le pusieran “una recarguita” a su teléfono celular.
Todo reventó en las últimas horas, tras Paquito burlarse abiertamente contra aquellos cubanos, habaneros fundamentalmente, que habían planificado ir a la esquina de 23 y L, en el Vedado para, pacíficamente, protestar contra el asesinato -dice el oficialismo cubano que “en defensa propia”- de un joven en Guanabacoa.
Paquito, en su perfil en la red social de Facebook, se burló de aquellos y también, claro, de periodistas, colegas de él, como Abraham Jiménez Enoa y Mónica Baró Sánchez, por citar solo dos, a quienes la PNR retuvo dentro de sus casas y hasta les cortó los datos de Internet en sus teléfonos.
Las dos primeras que le saltaron a la yugular a Paquito, fueron dos escribidoras de El Estornudo: Carla Colomé Santiago y Mayle González Mirabal. Justo debajo, en los comentarios, un colega de ellas, y de Enoa y Baró Sánchez, Jorge Carrasco, enganchó la primera prueba documental: un chat en el que Paquito le pedía a Jorge “una recarguita”.
Justo después, apareció otro denunciante. A él también Paquito le pidió una recarga.
¿Suficientes? Ni tanto, ayer por la tarde, el colega Ernesto Morales lo desenmascaró públicamente por lo mismo.
https://www.facebook.com/ernestmor25/posts/10213819239629968
Y ayer por la noche, apareció otro.
Según una fuente de entera confianza, no sabemos si lo dijo a modo de broma o si realmente ha sido así, habría que preguntarle a Paquito si este gusto por las recargas “le nació” desde que el bloguero ganara $400 CUC en un concurso patrocinado por Cibercuba en el año 2015.
En esa época, Paquito se confesaba seguidor de Cibercuba, y la calificó varias veces como “la mejor web sobre Cuba, fuera de Cuba”; admitió leerla todos los días.
Aunque esta fidelidad, no incidió en lo absoluto en ganarse el premio, si fuera cierto, que no lo es, que Cibercuba recibe dinero de la USAID, entonces Paquito, el militante del PCC y amigo de Mariela Castro, resultó beneficiado indirectamente con este “dinero del enemigo”.
Dejando a un lado esta “jocosidad”, lo que sí está muy claro es que Paquito ha sido descubierto en su devoción por las recargas telefónicas.
Probablemente nadie hubiese dicho nada; a nadie le hubiese molestado tanto su cambio radical hacia la izquierda ¿extrema?, pero Paquito ha venido dando muestras repetidamente de cierto “odio” hacia los residentes en Miami, a los que ha llamado “gusanera”, aunque tres de los que aquí arriba aparecen con sus denuncias de haber sido”jineteados” por Paquito en este asunto de las recargas vivan en esa ciudad.
De seguro, Mayle González Mirabal, que nunca se mete en nada y apenas postea cosas en su perfil de Facebook, no hubiese saltado tan molesta a decirle en su cara todo el asco y repugnancia que ella sintió por su doble moral. Tampoco Carla Colomé Santiago.
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=3718699018146717&set=a.206365672713420&type=3&theater
Porque no se puede estar con Dios y con el diablo. Porque, Paquito, no le puedes pedir recargas a alguien en Miami y luego decirle gusano.
Porque, Paquito, tu ideología de militante comunista no debería permitirte jamás, pedirle una recarguita a tu “enemigo”.
¿O acaso olvidaste aquella frase de tu comandante que decía: “Cuba no anda de pedigüeña por el mundo”
por Ariel P.