Las mesas en el Coppelia de La Habana, dice el reporte, se han separado a un metro y 50 centímetros. Se ha estipulado que tan solo se permitirán dos clientes por mesa y hasta habrá “solución de clorada para las manos cuando entre el cliente”.
Aún con La Habana luchando por salir adelante de la pandemia del coronavirus, el anuncio de que el Coppelia reabrirá sus puertas supone una movida arriesgada por parte del gobierno que dirige el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, a quien estos dos meses de covid-19 le han dejado sin dudas huellas en su cuerpo.
Y es que “separar las mesas”, que los trabajadores “usen nasobuco” y otras medidas no aplacarán en lo absoluto la medida número uno contra el coronavirus: el aislamiento social.
Los cubanos conocemos que el Coppelia de La Habana es el lugar por tradición donde se forman más colas; la gente se apretuja más y donde las indisciplinas pululan; entre ellas el carterismo.
Por si fuera poco, en tiempos de pandemia con este “resfriado” que no es un resfriado común, no parece muy acertado contribuir al enfriamiento de las vías respiratorias. Una cosa es que la gente quiera comprarlos, digamos, en las TRD. Otra poner en marcha el Coppelia de La Habana.
Por supuesto, no faltará quien haga uso de sus recuerdos para intuir que los vasos y los cubiertos apenas se enjuagarán, como siempre se hace en la llamada Catedral del Helado en Cuba.
No obstante a todo eso que ustedes y nosotros conocemos, el Coppelia de La Habana, que lleva más de cien días cerrado, se aproxima a su reapertura.
Dice el reportaje que “un grupo de sus trabajadores ejecuta tareas de mantenimiento para retocar lo hecho por los 500 años de la capital” y entrevista a uno de ellos, que explica que están “trabajando en el tema de la pintura, embellecimiento de las áreas, la jardinería y plomería”.
Las mesas, dice el reporte, se han separado a un metro y 50 centímetros. Se ha estipulado que tan solo se permitirán dos clientes por mesa y hasta habrá “solución clorada para las manos cuando entre el cliente”.
La parte más risible del reporte es cuando habla de que habrá “distanciamiento de un metro de los clientes en la cola”. ¿En serio? ¿En Coppelia? Seguramente la cola bajará por toda la calle L, doblará en 21 y subirá por toda K, para luego volverse a incorporar en 23 y convertirse en una especie de spaghetti.
Todo eso, en tiempos de coronavirus.
Esperemos que esta reapertura llegue cuando ya la covid-19 sea un triste recuerdo, sino el Coppelia de La Habana pudiera convertirse en un foco perenne de propagación del virus.
por Roberto A.
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