“Malcriado”, “Pensé que lo había visto todo”, “Qué chulo”, “Se ve que no duerme en la tierra” y otras frases similares pronuncian algunos de los más de 1200 internautas -en su mayoría cubanos- que compartieron las imágenes de un puerquito que duerme en hamaca, como todo un maharajá de Kapurtala, aunque al parecer vive en Cuba.
Luce gracioso el animal, tirado sobre la hamaca, de la cual seguramente baja a la hora de comer el sancocho para luego subir de nuevo a ella y descansar con sus cuatro patas estiradas, a “pata suelta”, porque no hay nada mejor en este mundo que descansar así, y no sobre un frío suelo, tras una opípara cena.
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Es una hamaca en el corral la que tiene este puerquito blanco, sin dudas contento; ajeno, por supuesto a lo que le deparará el destino.
Su comodidad muy seguramente terminará el próximo 31 de diciembre, fecha en la que la inmensa mayoría de los criadores de cerdo en la isla dan por terminada su relación afectiva con estos animales de ceba, principal sustento en la cocina de los cubanos.
Pero, mientras llega la fatídica fecha, este puerquito disfruta de su hamaca haciendo caribeño uso de la frase Carpe Diem.
Sin dudas se ve que está bien alimentado; vive en un corral limpio. Es atento a la cámara fotográfica y seguramente al trato humano.
La imagen de este puerquito en la hamaca me recuerda a “Horacio”, un puerquito que criaba en Yaguaramas, provincia de Cienfuegos, un amigo mío. Horacio nació con 11 hermanitos, pero al parecer se llevó de ellos toda la cuota de cariño posible, pues desde pequeño Horacio fue tan pero tan cariñoso, que primero a Ihosvany le costó trabajo venderlo, tal y como había hecho durante toda su vida.
Luego, se le hizo imposible matarlo. En gran medida porque su hijo se encariñó tanto con Horacio, que hasta lo escondió un 31 de diciembre en el cañaveral que estaba frente a la casa.
En fin, que ya veremos qué pasa con este puerquito que disfruta su hamaca sin conocer que el destino seguramente será cruel con él dentro de unos meses.
por Roberto A.
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