Un presunto intento de suicidio colectivo en la isla este fin de semana disparó las alarmas por una realidad que las autoridades suelen ignorar y los medios oficialistas apenas investigan, aunque es una de las 10 causas que más vidas cobra entre los cubanos.
El suicidio en Cuba constituye un problema real, al punto de constituir la novena causa de muerte en el país, con unas 1 462 defunciones por lesiones autoinfligidas intencionalmente (c0mo le llaman) registradas en 2019 para una tasa de 13,0 por cada 100 000 habitantes, según las estadísticas del Anuario Estadístico de Salud publicado por el Ministerio de Salud de Cuba.
El reciente caso del municipio de San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, en que dos personas murieron y otra fue reportada grave debido a una fuga de gas al parecer intencional que provocó una explosión, ha conmocionado las redes sociales, entre otras cosas, porque las personas habrían dejado un cartel que decía “No vamos a pasar más hambre”.
El suicidio en Cuba no es un asunto nuevo, porque según dijo al diario oficialista Granma la Máster en Psiquiatría Social Lourdes H. Barroso Pacheco, existe un programa para la prevención y la atención de la conducta suicida, iniciado en 1986.
Los datos muestran que, de hecho, la tasa de suicidios aumentó de forma rápida desde 1969 y llegó en 1982 hasta los 23,2 suicidios por cada cien mil habitantes. En 1970, el anuario refleja unas 1011 muertes por dicha causa.
El oscuro récord en Cuba se alcanzó durante el conocido Período Especial, cuando la economía y la vida en el país se vieron sumidas en una profunda depresión que golpeó a la sociedad cubana. Los datos muestran que, en 1993, se registraron unos 2 374 casos de muerte por suicidio, de acuerdo con ForesightCuba.
Aunque los números disminuyeron por debajo de los 2 mil casos en el presente siglo, el suicidio sigue cobrando vidas, y como promedio se mataron unas 4 personas diariamente en Cuba durante el 2019.
Si miramos en una perspectiva más amplia, en los últimos 10 años se contabilizan casi 15 mil muertes por suicidio en Cuba, para un promedio de unas 1500 por año.
De forma preocupante, en 2014, la Organización Panamericana de la Salud afirmaba que Cuba era el país de las Américas con la tasa de suicidio más alta, con 16,3 muertes por cada 100 mil habitantes, seguida por Guyana (16), Surinam (14,8), Trinidad y Tobago (12,4), Canadá (12,0) y Estados Unidos (11,4).
Aunque quedan muchos cabos sueltos por investigar en los sucesos de San Antonio. La tesis sobre la intencionalidad se refuerza porque según vecinos del lugar y familiares de las víctimas, la puerta del frente estaba trabada con un bastidor de cama, como reportó Cubanet. Por desgracia, situaciones como estas no son nuevas en la provincia cubana donde ocurrió, Artemisa, que sufrió 72 muertes el pasado año por suicidio.
En este caso, la triste forma escogida para morir no es de las más comunes en Cuba. Un estudio publicado en 2017 en la Revista Habanera de Ciencias Médicas, demostraba que, al menos de 2011 a 2014, el método más empleado para el suicidio fue el ahorcamiento: en ese período el 76.4 por ciento de los casos.
Pero las cifras preocupantes del asunto están también en aquellos que lo intentan, pero no logran quitarse la vida. En este caso, los números crecen de forma exponencial. En esos tres años se reportaron 53 763 intentos suicidas, con unos alarmantes 13 441 intentos por año como promedio general.
En un caso en particular, en Sancti Spíritus, Cubadebate alertaba que por esa causa murieron 90 personas en 2017, cifra que triplicaba el número de muertes ocasionadas por accidentes de tránsito en el 2017.
En una de esas pocas referencias en medios oficialistas a tan espinoso asunto, se alertaba sobre otro tema preocupante: más de la tercera parte de los intentos del 2017 en Cabaiguán —municipio con mayor tasa de suicidios en la provincia en esas fechas— correspondió a adolescentes.
Lo mismo ocurría en Holguín, cuando Radio Angulo reportaba en 2018 que “el aumento de los intentos suicidas en adolescentes de la provincia evidencian la necesidad de tratar un tema que si bien es muy sensible, demanda la máxima atención de todas las esferas sociales”.
Pero en este caso en particular de San Antonio, los protagonistas serían tres adultos: Ricardo Ventura Labrada y su hermano Pedro Ventura Labrada, quienes fueron encontrados quemados y sin vida, mientras que su madre Nancy, estaba en estado grave.
Comentarios de Facebook hablaban de que Nancy era una señora mayor que vivía con sus dos hijos, al parecer con problemas mentales. Incluso, apuntan a que tenía unos 80 años.
La Revista Habanera de Ciencias Médicas indicaba en 2017 que “investigaciones que reportan que en esta edad la depresión, la pérdida de seres queridos, las enfermedades crónicas y las carencias sociales son factores de riesgo para esta conducta. Los ancianos realizaron menos intentos, pero tuvieron mayores tasas de suicidio, lo que coincide con otros estudios que reportan que a esta edad se realizan menos señales y se utilizan métodos más letales.
Otros de los elementos más preocupantes de este caso de presunto suicidio en Cuba es el supuesto cartel que habrían colocado, con el mensaje aterrador de que “No vamos a pasar más hambre”, una referencia terrible a las dificultades que vive nuevamente la isla en esta crisis agravada por el coronavirus.
Según reconocía Cubadebate, “varios estudios nacionales refieren la incidencia de las condiciones económicas desventajosas en interacción con otras causales, criterio sustentado en el alza mostrada por la tasa de suicidios en los años más dramáticos del período especial en Cuba”.
Aunque de forma oficial el gobierno de la isla no ha mencionado un regreso a los duros días del Período Especial, su economía está en aprietos y la disponibilidad de alimentos es una de los factores más preocupantes para la población.
Los sucesos de Artemisa recuerdan que el suicidio y sus intentos están presentes en Cuba, por mucho que se les intente obviar. De forma peligrosa, aunque no hay estudios que reflejen el impacto directo de esta crisis extendida en la sociedad cubana, el pueblo sufre los agobios de la escasez que, en algunos casos, pudiera estar asociado a terribles casos como el de Artemisa.
Julio Linares