Hace casi cinco años, una misteriosa nave encalló en la costa sur del extremo occidental de Cuba, y desde entonces permanece allí pese a su amenaza al medioambiente por encontrarse en un área protegida.
El llamado barco fantasma se ha ido destruyendo con el paso del tiempo, pedazo a pedazo, en las aguas del Parque Nacional Guanahacabibes, en Pinar del Río, pese a que, en su momento, el diario oficialista Granma hablaba de una posible catástrofe medioambiental.
Fue un gran misterio por entonces, pero el Union Express tuvo causas definidas para su andar errante: al parecer, perdió el ancla durante una tormenta cuando sus tripulantes se guarecían en tierra.
Sin tripulantes ni capitán que lo guiara bajo su mando, las corrientes marinas lo hicieron navegar, a la deriva, hasta recalar en las costas cubanas, sin nadie a bordo, suceso que provocó las teorías más siniestras y conspirativas.
En vísperas del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebró el pasado cinco de junio, el periodista del diario Granma que escribiera en su momento sobre el destino y procedencia del barco fantasma, publicó unas fotos que muestran lo que va quedando de este.
“¿Se acuerdan del barco fantasma, encallado en las costas de Guanahacabibes? Esto es lo que va quedando de él”, dijo Ronald Suárez en su cuenta de Facebook, junto a la imagen que revela el penoso estado de la embarcación.
“¿No pudieron remolcarlo a la cercana Marina Internacional y ver si se podía reusar o fue más fácil dejarlo encallado en una zona natural altamente sensible?”, preguntó el usuario Reno Massola.
“Después de escribir esa historia, conocí un hombre en La Coloma que ha sacado varios barcos hundidos. La operación no era tan compleja según me estuvo contando… y era un barco que podía utilizarse. Pero bueno… Ojalá que se termine de destruir sin causar mucho daño”, le respondió Suárez al comentario.
En 2016, las autoridades expresaron su preocupación por el peligro medioambiental del barco fantasma que, según la base de datos de la Organización Marítima Internacional, pesaba 174 toneladas, medía 36 metros de largo y era propiedad de San Vicente y las Granadinas; pero la naviera propietaria nunca procedió a retirarlo, explicaba el medio oficialista.
El Union Express encalló muy cerca de la playa El Holandés, “una de las que están comprendidas en los planes para el fomento del turismo en esta región”, en el Parque Nacional Guanahacabibes, y aunque se retiraron partes, preocupaba “la amenaza que representa para la playa”, citaba el diario del Partido Comunista.
Pero pasó el tiempo y se fue olvidando la misteriosa nave que hoy, tantos años después de encallar, se consume en las aguas de Pinar del Río sin que se decida su triste destino.
Visiblemente oxidado, escorado y con el agua inundando casi por completo su cubierta, el Union Express ya da más pena que miedo, y si acaso inspira cierto temor por su impacto sobre el medio ambiente en una zona conocida por sus vastos tesoros naturales.
Julio Linares
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