Osmany Urrutia y Wilfredo Sánchez se hicieron un lugar en las nóminas de los equipos Cuba de pelota

Hoy traemos a la sección comparaciones beisboleras a dos jardineros derechos que se desempeñaron en épocas muy diferentes. Artistas del hit y el tacto, maquinarias casi perfectas en el cajón de bateo y especialistas en golpear la esférica para terreno de nadie, acapararon en su tiempo titulares con sus múltiples lideratos ofensivos. ¿Osmany Urrutia o Wilfredo Sánchez? ¿Cuál es tu favorito?

Ambos se hicieron un lugar en las nóminas de los equipos Cuba, reservadas en la mayoría de las ocasiones para hombres capaces de conectar largos batazos, y se adueñaron del respeto de la afición para toda la eternidad por sus altos promedios y la oportunidad de sus conexiones.

“El señor 400”, Osmany Urrutia

Basta decir que este tunero posee el segundo mejor promedio de bateo de todos los tiempos para que se robe las simpatías de todos los aficionados. En sus 16 Series Nacionales compiló para un increíble 366 de average, producto de mil 463 imparables en tres mil 999 veces al bate.

Bateador natural de líneas cortas, con un olfato tremendo para pegarle a la bola, disparó también 131 bambinazos y remolcó 747 carreras. Fue un bateador sumamente peligroso para los lanzadores de su generación.

Llamado “El señor 400” por sobrepasar esa cifra en cinco oportunidades durante su carrera (algo que nadie ha conseguido en ningún béisbol del mundo), ganó en total seis títulos de bateo y cinco de ellos lo hizo de forma consecutiva, para convertirse en ese lapso de tiempo en el rey indiscutible de los bateadores cubanos.

Nunca pudo obtener el campeonato con sus Leñadores de Las Tunas en la Serie Nacional, pero con el uniforme del equipo Cuba logró las medallas doradas en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, en dos Juegos Panamericanos y unos Centroamericanos, además de un decoroso segundo lugar en el primer Clásico Mundial de Béisbol.

Por su constitución física, Urrutia pudo conectar muchos más cuadrangulares en los campeonatos en los que participó, pero prefirió ajustar su mecánica de bateo a un swing más corto y de contacto en busca de alcanzar más veces la primera almohadilla, algo que sin dudas logró a la perfección.

“El hombre hit”, Wilfredo Sánchez

Considerado por muchos el mejor primer bate que ha pasado por las Series Nacionales, este matancero de veloces piernas y un tacto envidiable, fue un especialista pegando indiscutibles, al punto de ser el primero en la historia de la pelota cubana en arribar a la marca de mil y dos mil imparables.

En once de sus 19 campañas se alzó con el liderato de hits, además de conseguir en cinco oportunidades el título de bateo (dos de ellos de forma consecutiva), algo insólito en estos campeonatos por aquellos tiempos. En 6 mil 565 veces al bate consiguió 2 mil 174 hits, para un excelente promedio histórico de 331.

De su velocidad e inteligencia en el corrido de las bases habla su récord de 13 triples en una serie (se ha mantenido vigente durante 50 años) y su capacidad para robar bases, demostrada con sus cuatro lideratos y las 339 estafas de por vida que lo ubican entre los cinco mejores en la historia.

Se tituló campeón con sus Henequeneros de 1970; integró un trío con otros dos matanceros de categoría, llamados por los aficionados “Los tres mosqueteros” y con el conjunto de Citricultores a mediados de la década del 80 del pasado siglo.

Con el equipo nacional participó en más de 40 torneos oficiales durante 12 años, donde destacan ocho Campeonatos Mundiales y tres Juegos Panamericanos y Centroamericanos. Mantuvo siempre alto su rendimiento al promediar por encima de 360 en todos los eventos.

Roque Díaz


 

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