La Habana refuerza medidas para controlar la epidemia del coronavirus y las máximas autoridades de la capital de Cuba incrementan las acciones en grandes centros laborales y de alta concentración de personas para evitar la expansión de los contagios, a contrapelo de lo que concretamente se hace en alguna de esas empresas. Las violaciones epidemiológicas se suceden en centros laborales e impiden avanzar contra la covid-19.
De ello puede dar fe, en pleno, el Consejo de Defensa Provincial (CDP), que encabezado por su presidente, Luis Antonio Torres Iríbar, y su vicepresidente, Reinaldo García Zapata, analizó entre otros, el triste ejemplo de la empresa Antillana de Acero, según informaba el diario oficialista Tribuna de La Habana.
En la que por un tiempo fuera el ejemplo del proceso de industrialización en Cuba, revelaron en la reunión, no hay hipoclorito, no se está haciendo pesquisa a los trabajadores y no se desinfectan los medios de transporte.
Los dirigentes de la Antillana están ahora “en la mirilla”, pues hasta el fiscal provincial, Dixán Fuentes, les hizo un guiño con la Justicia, al destacar que los jefes administrativos saben qué hacer, sobre todo después de lo que pasó recientemente en algunos centros.
Y aclaró, por si alguien no lo entendió:
“Hay que pasar de lo preventivo a otras medidas, escalonadamente”.
Pero, mal que nos pese, en Antillana no es la única empresa donde las medidas epidemiológicas establecidas andan “sueltas como gabete”.
En los Molinos Turcios Lima, Molinos IMSA, Transimport, Empresa Cubana de Equipos Médicos (ICEM), Contingente Blas Roca, Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE), se hace mal uso de los nasobucos, dijeron en la reunión.
Para enfrentar estas ilegalidades el presidente del CDP orientó arreciar el papel de las inspecciones, tanto de los cuerpos de inspección, como de la Policía Nacional.
Sin embargo, de todo esto -con excepción de la falta de hipoclorito- se saca una experiencia: existe baja percepción del riesgo entre las personas.
Los vemos en las colas, incluso en centros de trabajo como talleres, donde a menudo se juntan dos y tres personas para desmontar una pieza, reparar un equipo, y tareas similares.
El presidente del CDP destacó que el aislamiento sanitario y social, de persona a persona, hay que lograrlo ahora con persuasión, trabajo político, y también con medidas preventivas, restrictivas de enfrentamiento y, si es necesario, penales, y se refirió a la complejidad del momento, toda vez que ha bajado la percepción de peligro en una parte de la población en Cuba.
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