Cortinas de humo y estrategias dilatorias no pueden desviar nuestra atención. El cambio tiene que llegar en la conformación del equipo Cuba de béisbol

Desde que el sitio Swingcompleto dio la noticia de la disposición de las autoridades para convocar a los emigrados cubanos que juegan en ligas profesionales alrededor el mundo (solo los que no tengan vínculos con la MLB) y formar un equipo Cuba, se ha formado un revuelo en las redes sociales.

Unas horas después, el programa televisivo Bola Viva de alguna manera “oficializó” la información al entrevistar a Luis Daniel Del Risco (tesorero de la Federación Cubana de Béisbol y Jefe de la Comisión de Reglas y Arbitraje de la Dirección Nacional de Béisbol), quien aseguró que se está trabajando en esa idea “a partir de una serie de condiciones y requisitos que se están poniendo” y recalcó que ese proceso lleva una aprobación y un estudio que tienen que ver con normas jurídicas y legales.

“Se analiza, lo estudiamos, lo vemos y creo que va a tener una solución, porque es un elemento que está latente y que nosotros lo estamos revisando constantemente”, dijo también el federativo.

Los aficionados en la isla han suplicado a gritos durante años el regreso a la selección nacional de todos los peloteros emigrados que así lo deseen, así como la unión de todos los cubanos regados por el mundo para confeccionar un equipo lo más poderoso posible para enfrentar torneos internacionales, pero no han sido escuchados.

El béisbol cubano ha caído en un pozo sin fondo al salir derrotado en cuanto evento internacional se organice, al punto de perder todas las supremacías que un día tuvo en la mayoría de las categorías, y ahora mismo hasta su presencia en la cita olímpica de Tokio parece un hecho imposible.

Por eso la noticia sería buena, muy buena, si en realidad se llevara a cabo en algún momento, si existiera la voluntad real para hacerlo y si la política y los altos dirigentes cubanos no estuvieran tan inmiscuidos en estos temas deportivos.

Sería la mejor noticia en muchos años para el béisbol cubano después de la firma del malogrado acuerdo con la MLB. La criticada y odiada Federación Cubana de Béisbol se anotaría un buen punto a su favor y el equipo de pelota, más robusto y balanceado, estaría listo para enfrentar los retos que se le avecinan.

Pero al parecer, y aunque algunos cegados ahora mismo por los “fuegos artificiales” me tilden de pesimista o “ave de mal agüero”, todo no es más que una cortina de humo para evadir críticas y hacer un alarde de movimiento después del resultado de la llamada “encuesta popular”, en la cual miles de aficionados, técnicos y periodistas especializados, mostraron sus deseos de poder contar lo más rápido posible con los cubanos que juegan en el exterior para armar el mal llamado “equipo unificado”.

La noticia ha surgido en un raro contexto. Ni Higinio Vélez (presidente de la Federación) se ha referido al tema, ni ningún medio oficialista en Cuba ha dedicado siquiera unas páginas para comentar esto que supuestamente se robaría todos los titulares de los periódicos.

Los directivos han soltado a rodar una especie de “bola oficial” y se han parapetado detrás de barricadas por si esto explota cuando llegue a los altos niveles del INDER y un poquito más allá, donde en definitiva se toman -nadie lo dude- las decisiones finales.

Los aficionados a este deporte llevan muchos años sufriendo las incapacidades de sus directivos y dirigentes, desconfiando y recibiendo palos de gente con mentalidades retrógradas y asustadizas, para que ahora de la noche a la mañana nos creamos el cuento que de un plumazo, este tema tan “complejo” durante décadas, se va a resolver.

Por otra parte, la gran mayoría de los peloteros emigrados cubanos que juegan en otras ligas, por supuesto que estarían dispuestos a integrar un equipo nacional, motivados por el sentido de equipo y la añoranza, pero esto bajo las condiciones actuales es casi imposible que suceda.

Será muy difícil que sus organizaciones o sus franquicias les permitan a mitad de temporada regresar a Cuba para unirse al equipo, o viajar para participar en torneo alguno como ocurre con los que juegan en Japón y pertenecen a la Federación, ya que estos sí tienen ese punto claro en sus contratos.

Por otro lado está el tema económico. Las negociaciones con esos peloteros tomarían largos meses dentro de una telaraña legal que no da garantía alguna para llegar a un acuerdo, más teniendo en cuenta el ventajismo con el que siempre ha actuado la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y las condiciones que pondrá sobre la mesa.

Que diferente fuera todo si el presidente de la FCB, Higinio Vélez, diera una entrevista a los medios y explicara con transparencia todos los detalles, demostrara la voluntad de la entidad a los cuatro vientos y su independencia como ente no gubernamental.

Que distinto fuera todo si los medios informativos dieran la noticia entre bombos y platillos, publicaran reacciones de los emigrados y entes jurídicos detallaran los pasos reales que se están dando para que los aficionados retomen la confianza en sus instituciones.

Pero no es así. Esta guerra que muchos llevamos alrededor del mundo por rescatar el béisbol cubano continúa. Cortinas de humo y estrategias dilatorias no pueden desviar nuestra atención. El cambio tiene que llegar. Total.

Roque Díaz


 

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