En Cuba, el empleo de la cloroquina en la lucha contra la covid-19 no ha registrado hasta el momento complicaciones en los pacientes.
Mucho falta por saberse y conocerse -además de estudiarse- sobre la incidencia de la cloroquina y la hidrocloroquina en pacientes con covid-19, pero recientes reportes desde Francia y otros países, avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), hablan de que este medicamento contra la malaria -el preferido de Donald Trump para enfrentar la covid-19- tiene más dudas que respuestas en su eficacia contra el coronavirus.
Estudios científicos recientes hallaron que la cloroquina y la hidroxicloroquina podrían reducir la posibilidad de supervivencia de los enfermos con el coronavirus SARS-Cov-2, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió retirarlas de sus ensayos clínicos relacionados con este padecimiento.
Bien que lo dice el refrán: cuando veas las barbas de tu vecino arder… pon las tuyas en remojo.
Eso es lo que ha hecho Cuba.
El anuncio lo hizo en conferencia de prensa, el director de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, Francisco Durán.
El querido y popular Dr. Durán dijo que el grupo de expertos a cargo de definir las conductas terapéuticas revisará el empleo de ese medicamento y anunció que habrá cambios desde el punto de vista de su utilización en determinados grupos de edades y en personas con ciertas enfermedades.
Sin embargo, es preciso constatar que en la isla, el empleo de la cloroquina como parte de un grupo de medicamentos “esenciales” en la lucha contra la covid-19, no ha registrado hasta el momento complicaciones en los pacientes.
De ello dio fe el Dr. Durán, quien aclaró que Cuba tiene sus propias experiencias en el manejo de pacientes de Covid-19 y ha empleado la cloroquina incluso en personas sospechosas, sin que se registren complicaciones.
Muy probablemente, según el criterio de Mayli Fernández, farmacéutica de muchos años consultada por Cubacomenta, la supuesta fatalidad esté relacionada con la interacción de la cloroquina con otros medicamentos.
Fernández dijo que en los casos que esta se ha empleado, se ha hecho “dentro de un cóctel”, y sugirió estudios más específicos y argumentados sobre el medicamento que, recordó, fue diseñado para la malaria y no para el SARS-Cov-2.
En Cuba, se usan otros medicamentos diferentes a los que se usan en Francia, España, Italia, China y EE.UU., recordó Fernández, y dijo que aunque “tengan el mismo principio de acción, no son iguales”.
por Roberto A.