George Floyd ya está muerto. Una rodilla se le clavó en su cuello hasta que no pudo más. ¿Pero qué pasara ahora?

No, no soy negra. Más bien muy blanca. Pero las imágenes de violencia policial contra George Floyd en Minnesota sobrecogen, impactan, escandalizan, seas de la raza que seas.

Un hombre tiene una rodilla clavada en el cuello del afroamericano, mientras este grita que no puede respirar. Y cuando la ambulancia se lo lleva al hospital -donde luego moriría- a los agentes no se les nota ni ápice de arrepentimiento. Más bien se ven satisfechos de su accionar.

En redes sociales ha trascendido que el policía que clava la rodilla en el cuello del George Floyd es Derek Chauvin. Tras Floyd ser declarado muerto en el hospital, Chauvin y otros tres oficiales fueron despedidos el pasado martes 26 de mayo. Según algunos medios, los agentes habían acudido tras una llamada porque Floyd había intentado pagar en una tienda de comestibles con un billete falso de 20 dólares.

Más allá de la “formal despedida” de los cuatro policías de Minnesota tras los sucesos del pasado lunes, ¿qué se hará? Los agentes alegaron en su defensa que el afroamericano se había resistido a la detención y al parecer estaba drogado y borracho. Sin embargo, en un video que circula por las televisiones de Estados Unidos -de una cámara de seguridad- la realidad que se observa es algo diferente.

Ante las cámaras de la cadena NBC, Bridget -hermana del afroamericano muerto en Minnesota- expresaba: “Mi hermano estaba pidiendo ayuda a gritos. No necesito que sean suspendidos y puedan trabajar en otro estado, en otro condado (…) Deberían meterles en prisión”.

Por su parte, Medaria Arradondo, jefa de la Policía de Minneapolis, reiteró que dentro de la investigación en curso se revisarán los protocolos del uso de fuerza “con respecto a poner a alguien bajo control”.

El alcalde de la localidad, Jacob Frey, también se refirió a los hechos: “Creo en lo que vi y que lo que vi está mal a todos los niveles. Ser negro en EEUU no debería ser una sentencia de muerte. Durante cinco minutos vimos cómo un agente blanco presionaba su rodilla sobre el cuello de un hombre negro. Durante cinco minutos. Cuando escuchas a alguien pidiendo ayuda, se supone que deberías ayudarle”.

Durante martes y miércoles las protestas se han sucedido en Minnesota, algunas bastante violentas.

Algunos internautas han tenido a bien comparar la detención de Floyd con la de Dylan Roof en Carolina del Sur hace cinco años. Roof, un chico blanco, mató en 2015 a nueve personas de una iglesia negra de Charleston. Por delito de odio fue condenado a pena de muerte, aunque sus abogados han apelado porque alegan estaba mentalmente enfermo cuando ideó la masacre.

Si George Floyd delinquía al pagar con un billete falso de 20 dólares -o incluso si acumulara una larga lista de antecedentes penales- debía enfrentarse a la actuación de la policía. Es obvio. Pero algo muy diferente es clavarle una rodilla en el cuelo hasta dejarlo sin aliento. Eso es brutalidad gratuita, salvajismo intolerable en una sociedad del siglo XXI, y que se autoproclama grande.

Lo repito, soy blanca, muy blanca, pero jamás he sentido que eso me hace mejor. Quizás porque de niña crecí en un humilde barrio, donde muchos de mis amigos para jugar eran negros. Y esta violencia policial por el color de la piel -aunque se niegue el motivo más primitivo- exaspera y entristece. Como también duelen mucho las palabras de Christina Unique Dawson, la madre de George Floyd, en redes sociales. Le cuesta admitir que sea real la muerte de su hijo, está desolada. Y todos, como sociedad, deberíamos estar muy avergonzados. Y pidiendo justicia ya, aunque no seamos negros.

Neus Francino

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2 Comments

  1. Gracias por decirlo tan necesario y tan claro. No nos merecemos seguir viviendo como este hombre murió: tenemos que lograr convivir sin que nadie tenga nunca más una rodilla aplastando su vida y su humanidad. Es la esperanza de respirar de todos.

    1. hola, macarena

      gracias por compartir con Cubacomenta sus opiniones. saludos

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