Ante las dificultades con ciertas materias primas, las empresas cubanas ajustan sus planes para lo que resta de año y en muchos casos emplean algún sustituto para enfrentar el déficit, como una industria en Cienfuegos que agrega un “20 por ciento de soya para ahorrar el renglón importado”.
Esta es la situación del Combinado Lácteo Escambray, de dicha provincia, que debió reajustar su producción drásticamente, la cual se había planeado para dos millones 145 mil galones de helado en 2020.
Después de arrancar bien en enero, “los siguientes meses se afectaron por los problemas con la materia prima, tanto de la leche en polvo de importación, como la leche vacuna reducida por los efectos de la sequía”, indica el reporte de la Agencia Cubana de Noticias (ACN) para justificar la ingente disminución del deseado renglón que, en muchas ocasiones, se hace difícil de obtener en la isla.
Por estas razones, para el período de mayo a diciembre, la entidad rebajó sus metas mensuales a 60 mil galones, “en una producción que le agregan un 20 por ciento de soya para ahorrar el renglón importado”, explicó Yuseliany Calzada Fernández, director de la unidad empresarial de la base Planta de Helado.
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No obstante, la llegada de la temporada lluviosa beneficia la producción lechera en la provincia, y el suministro llegó a unos 40 mil litros de leche fresca diariamente, lo que “repercutirá en garantizar el atrayente alimento para los centros de expendio de la provincia”, aunque sea en menor cantidad que lo acordado previamente y con la soya.
Con más de cuarenta años de fundada, la planta es una de las “más obsoletas de la provincia”, y se mantiene funcionando gracias a los innovadores, quienes “reparan los viejos hierros”, como llama la ACN a las añejas instalaciones.
Gran parte de las empresas de la industria alimentaria cubana viven la misma situación que la cienfueguera, pues sobreviven por el ingenio de sus trabajadores, ante la falta de piezas de repuesto.
En muchos casos, también sobreviven atadas a una dinámica importadora que el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez ha llamado a desterrar, algo que parece muy impulsado en las circunstancias actuales por problemas con las importaciones.
La prensa oficialista se ha hecho eco reciente de otros ejemplos de materias primas sucedáneas y producciones locales, que llegan como aplaudidas soluciones.
Como ejemplo, destaca lo que el diario Granma llama “harinas nuestras” -a base de arroz y maíz- usadas en la fabricación de croquetas, hamburguesas y picadillo, en una información publicada apenas unas horas después de que el mandatario cubano comentara ante ministros y funcionarios de la isla que era necesario fabricar masas de pizza preelaboradas.
“La unidad empresarial de base Industria Comercializadora Bayamo (Incobay), de esta oriental provincia, ha logrado incrementar varios de sus surtidos para proveer a los mercados del territorio de productos tan demandados como el picadillo, la masa de croqueta, la mortadella y otros embutidos”, reseña el medio oficialista.
Julio Linares