El Banco Central de Cuba (BCC) emitió una resolución que permite a las personas no residentes en el país abrir cuentas bancarias en dólares estadounidenses, y a la mente de quien escribe vinieron en masa “las garrapatillas” de Mariela Castro.
Si ahondáramos más en el asunto, sabremos que tanto las garrapatillas de Mariela Castro, así como “la lacra de Miami” podrán comprar en las tiendas creadas por el gobierno desde octubre del 2019 y en las que se ofertan electrodomésticos y otras “pacotillas del imperio” a precios de lujo para más del 90% de la población cubana.
La Resolución 73/2020, publicada días atrás en la Gaceta Oficial, no solo elimina la condición de la residencia permanente de la persona como requisito para poder abrir una cuenta en un banco cubano, sino que le permite a “los traidores” y a la “gusanera” que puedan importar productos a través de entidades autorizadas por el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
Es decir: esta nueva normativa deroga una anterior, que impedía la creación de cuentas en dólares solo a los residentes permanentes en la isla. A partir del momento de su publicación en la Gaceta Oficial, todo aquel cubano emigrado podrá seguir sintiendo en su propia piel el escarnio al que nos tienen acostumbrados con estas, y otras frases más que he puesto entre comillas encima; podremos seguir siendo mal vistos, o con ojeriza cuando vamos a los consulados a realizar prórrogas en nuestros pasaportes; podrán hacernos mil cosas para hacernos creer que si somos bienvenidos en Cuba no es de tan buena gana, pero nuestro dinero is more than wellcome.
Su voto, por residir en el extranjero, no es tomado en cuenta; sus opiniones, por haberse ido del país no parecen “clasificar” a la hora de ser analizadas; y es muy probable que alguien le diga una vez, o varias, incluso a través de las cuentas oficiales, que usted “abandonó”, que “se fue”, que “debió quedarse y luchar rodilla en tierra por construir una mejor sociedad” para ser tomado en cuenta como un “cubano de raza” o “legítimo”; así, como esas, serán infinitas las formas para hacerle ver que ya usted “no está”, casi que “no existe” pero su dinero -según la nueva resolución- si podrá formar parte del salvavidas económico del país caribeño.
Es muy probable que cualquier crítica suya al proceso sea vista como una “anexión”. Ya hemos sido testigos reiteradas veces de cómo le endilgan epítetos de este y otros tipos parecidos, y adjetivos de “mercenarios” a gente que busca el entendimiento y el acercamiento entre el gobierno de la isla y la emigración. Gente que ahora, si lo desea, puede ir a la isla y abrirse una cuenta en dólares estadounidenses –en cuyo caso se aplica el gravamen del 10 % establecido en Cuba para esta moneda– euros, libras esterlinas, dólares canadienses, francos suizos, pesos mexicanos, coronas danesas, coronas noruegas, coronas suecas y yenes japoneses.
Si en verdad el gobierno de la isla desea integrar a su “pensar como país” a todas esas personas que residen fuera del territorio nacional a las cuales, ahora, el Banco Nacional de Cuba en representación del Estado cubano les dice que su dinero es más que bienvenido en las entidades bancarias del país, deberá dejar de llamarlos “mercenarios” o “traidores” por tan solo pensar diferente, o diferir en ciertas y determinadas cosas.
Si ya podemos invertir, si ya podemos abrir cuentas en dólares en bancos cubanos aún sin ser residentes, es hora que también -al menos eso- se nos respete un poco más y no se nos ofenda por algo tan sencillo como habernos reunificado familiarmente en Miami.
Roberto A.
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