El reporte nos llega desde la provincia de Camagüey. Un numeroso grupo de personas se aglomeró bajo un potente aguacero a las puertas de una tienda, encimados unos a otros, arriesgándose a contraer el coronavirus, con tal de poder comprar champú.

Las imágenes, aunque breves, no dejan de ser impactantes y dolorosas. Ocurrió en uno de los establecimientos de la cadena “Agua y Jabón“.

“Esto es una…esto es una batalla”, dice el joven que grabó el video, mientras muestra a decenas de personas empujándose y dando gritos en la cola.

¡Increíble! Es como un remake de la famosa Batalla de Cuatro Caminos, lo que esta tuvo lugar en las afueras de otra tienda, en Camagüey; sin embargo, las diferencias no son muchas.

En ambas se aprecia el desespero, la desorganización. Habrá quien hasta diga que es una barbarie. ¡Y todo por un pomo de champú! Tal vez si fuera pollo, aceite, o jabón, fuera más comprensible, aunque nunca justificable.

“La maldita cola del champú en la tienda Agua y Jabón en calle república Camagüey era de más de 1000 personas y prohibido filmar pero de todas maneras pude grabar un fragmento. Ahí les va. Comparte si te has visto en la misma situación. ¿Hasta cuándo?”, sentenció Mario Nieves Torres, el joven que grabó el video.

https://www.facebook.com/mario.nieves.378/videos/244703653432681/

Sin dudas, varias cosas deben suceder antes de que estas lamentables escenas terminen.

Imposibilitado el país de terminar con la crisis económica de manera inmediata, tal vez la prensa oficial debería concentrar sus esfuerzos no tanto en recoger testimonios sobre la labor de los médicos, sino además en conocer de primera mano, de boca de los principales protagonistas de las cientos de historias de coronavirus en la isla, cuán malo es haber contraído la covid-19.

Seguro que esos testimonios pudieran servir de alerta a los miles de cubanos que se arriesgan, sí, se arriesgan, a enfermarse con un virus que le ha cobrado la vida a más de 300 mil personas en el planeta.

¿Por un pomo de champú? Esta persona que les escribe, con 50 años en las costillas, vino a conocer un champú – y no muy bueno, por cierto – cuando tenía doce años. Gocé, mientras la naturaleza quiso, de una abundante y brillosa cabellera negra. Y si tengo que ser sincero, puedo decir que hasta los 2o años fueron, en proporción de 9 a 1, las veces que me lavé la cabeza con jabón Nacar y jabón Batey.

Cubanos: lo importante, es estar vivo. No un pomo de champú.

por Roberto A.

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