Si bien hay que reconocer que las variables económicas, sociales y políticas juegan su papel, ahora, sobran los ejemplos en la historia patria en los que no había tanta escasez y las personas se comportaban absolutamente igual.
¿Qué sucede con las #Colas en #Cuba? Esa fue la pregunta que intentó dilucidar el joven periodista cubano Lázaro Manuel Alonso en un reportaje para el Sistema Informativo de la Televisión Cubana en el que resume sin pizca de vergüenza que es la escasez la responsable de las colas en la isla.
Aunque Lázaro Manuel Alonso no ofreció soluciones y evidentemente su reportaje se queda en la superficie del asunto, el debate sobre un tema tan complejo exige un análisis incluso sobre algunos de los comentarios que se escuchan en el mismo. Entre ellos, resalta el de una funcionaria, que equivocadamente alude a la policía como responsable y dice que “sin nadie que ponga orden” suceden esas cosas.
Evidentemente esta señora alude a “la solución” y no a la génesis del problema. La policía no está para eso. ¿O sí?
La policía no está para cuidarle la salud a las personas, aunque ella crea que la policía “surgió” para custodiar colas. Ese es un error de enfoque tradicional sobre un asunto que, si las personas tuviesen un poco más de civismo y respeto, no se presentara tan catastrófico. Si Usted no es responsable de su propia salud, no espere que sea un agente del orden el que se la custodie.
Esa falta de percepción de riesgo, en ocasiones alimentada por la idea de que los cubanos poseen el mejor sistema de salud del mundo, o uno de los mejores, es otro de los errores que ha provocado la indolencia ciudadana en situaciones similares.
Si bien hay que reconocer que las variables económicas, sociales y políticas, juegan su papel, ahora, sobran los ejemplos en la historia patria en los que no había tanta escasez, y las personas se comportaban absolutamente igual. Cualquier cubano puede citar varios momentos en los que de hecho, había mercancías para que todos en una cola alcanzaran dos y tres paquetes o cuatro y cinco pomos, y ocurría el molote o la matazón a la que al parecer estamos acostumbrados por la providencia divina.
El reportaje ahonda más sobre un problema “coyuntural”: ¿me quedo en la casa o salgo a buscar mis alimentos?
Veamos qué dice, y cómo lo explica el periodista cubano.
por Roberto A.