En medio de la pandemia de coronavirus, a un niño de tres años se le realiza el trasplante de seis órganos
Han sido ocho largas semanas, pero Víctor, un niño español de tres años ha sido dado de alta hoy. En el madrileño Hospital de La Paz le fueron trasplantados seis órganos. Todo ha sucedido en el que se dice es el centro que más contagiados con coronavirus ha atendido en toda España, en medio de esta pandemia.
A fines de febrero el papá del menor, que llevaba ya varias semanas ingresado en el Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, recibe la llamada que esperaba hace tres años: “Ha surgido un posible donante para su hijo; todavía no puedo confirmarte si los órganos del donante serán válidos, pero debéis salir lo antes posible hacia Madrid”.
A Víctor, el pequeño de tres años, le diagnosticaron de gastrosquisis -un fallo intestinal- cuando todavía estaba en el vientre materno. En el Hospital de La Paz se le realizó un trasplante multivisceral: estómago, hígado, duodeno, intestino delgado, segmento de colon y páncreas.
Para Víctor ha llegado a su fin lo que ha sido una constante en su vida hasta ahora: estar conectado 18 horas, cada día, a máquinas de alimentación parenteral.
Los padres del niño, Víctor y Amparo, han estado acompañados durante todo el proceso de la espera del trasplante y en estas ocho semanas, por la asociación NUPA, dedicada a atender a familias con algún miembro con fallo intestinal, nutrición parenteral o trasplante múltiple.
Sobre la espera del trasplante por tres años, la madre de Víctor cuenta: “Nos pasábamos el día jugando, desde por la mañana hasta por la noche, intentando que el tiempo pasase más deprisa con un único objetivo: ese trasplante que cada vez se nos hacía más difícil esperar. Empezábamos a temer que nuestra oportunidad no iba a llegar nunca. El niño empeoraba, los últimos meses apenas habíamos podido salir del hospital en días puntuales, cada vez lo notábamos más cansado, más débil. Sabíamos que, si no llegaba esa llamada, estábamos muy cerca de su final”.
Pero llegó y Víctor con tan solo tres años resistió el trasplante de seis órganos, mientras era muy cuidado por el personal sanitario. “Estaba en la UCI nuestro hijo -recuerda el padre- en el postoperatorio de la cirugía pediátrica más agresiva que existe, y el hospital entero se convierte en una batalla campal contra un virus del que se desconoce casi todo. Me prohíben visitar a mi hijo y a mi mujer para protegerles, creen que es peligroso que haya más acompañantes que uno por familia. Me he pasado casi los dos últimos meses encerrado en una habitación de la casa de acogida de la asociación de pacientes NUPA, con otra familia y su hijo en fase de recuperación, cuidando muchísimo el contacto. Es como para volverse loco. En una ciudad que no es la tuya, lejos de tu familia y separado de tu mujer y de tu hijo en uno de los momentos más importantes de nuestra vida”.