El estado de la Florida registró más de 700 positivos de coronavirus y 83 muertes en las últimas 24 horas, según los datos revelados este martes, al mediodía.
El Departamento de Salud de Florida informó que los casos de coronavirus en el estado fueron 708, y con ello se alcanza la cifra de 32.846 casos confirmados. Las 83 muertes elevaron la cifra de fallecidos a 1.171.
Pese a que numerosos investigadores en todo el planeta se encuentran enfocados en conseguir la vacuna contra la enfermedad del COVID-19, esta continúa sin cura definitiva. Pruebas médicas en Francia y China todavía demoraran meses en dar sus resultados definitivos; la más promisoria – en cuanto al tiempo que pudiera estar disponible – es la vacuna que se estudia en el Reino Unido. Dirigida por científicos de la Universidad de Oxford, la vacuna comenzó a inyectarse en humanos desde el pasado jueves.
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De vuelta a la Florida, todavía el condado de Miami-Dade es el condado más afectado por la COVID-19. Dade tiene 11.831 casos, seguido por Broward con 4. 847 y Palm Beach con 2.877. Estos han sido los tres estados que, desde que comenzó la pandemia a azotar la Florida han estado en los tres primeros lugares en cuanto a índice de contagios y fallecidos.
El reporte de los CDC dice que los más afectados en Miami-Dade con el COVID-19 tienen una media de edad de 55 años; principalmentes hombres blancos, apuntan los datos de la citada fuente. En Dade se reportaron 261 nuevos casos.
A pesar de la Florida ser el octavo estado a nivel nacional con más casos de coronavirus, el gobernador Ron DeSantis parece encaminado a seguir al pie de la letra las palabras del presidente Donald Trump, quien ha insistido desde la semana pasada en la necesidad de reabrir de manera paulatina la economía del país. Trump ha exhortado a los gobernadores para que reabran sus puertas; primero los grandes negocios, luego los pequeños.
En ese sentido, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo este lunes que abrirán el estado en pequeños pasos.
“Vamos a ser deliberadamente muy metódicos, lentos e impulsados por los datos en esto porque creo que la gente quiere tener confianza en que las cosas van en una buena dirección”, aseguró en una conferencia de prensa desde Tampa. Sin embargo, DeSantis tiene tres grandes rivales para sus pretensiones.
Uno es el alcalde de la ciudad de Miami, Francis Suárez, recuperado él mismo de COVID-19, y hasta donante de plasma en tratamiento “experimental” – sugerencia de un médico cubano – contra la enfermedad. Si alguien parece estar claro en la Florida con el coronavirus, sus manifestaciones y letalidad es Suárez.
Por si fuera poco, DeSantis tiene otro rival: el alcalde del condado de Miami-Dade, Carlos Giménez, un hombre que en otros temas ha pifiado reiteradamente – en el transporte, por ejemplo – pero que en esto del COVID-19 se ha asesorado y muy bien por verdaderos expertos. Giménez ha dicho que nada de lo que se haga en el condado que él dirige se hará sin supervisión de los especialistas de salud.
Por último, DeSantis tiene enfrente a Dan Weber, el alcalde de Miami-Beach. La industria turística de la Florida es el motor económico del estado, y dentro de esta Miami-Beach, con sus hoteles, es pieza clave. Weber dijo que las playas no se abrirán hasta junio, por lo menos. Sin playas en Miami Beach, queda Orlando para “entretener” a los turistas, porque Tampa – ciudad ejemplo en el manejo de la crisis – no parece ayudar mucho a las pretensiones del republicano DeSantis.
A pesar de eso, el gobernador insistió que, con medidas de nasobucos, y distanciamiento social, se reabrirán parques, marinas y campos de golf a partir de este miércoles.
Estados Unidos se acerca al millón de enfermos y los muertos superan los 56.475, según los datos de la Universidad Johns Hopkins. Nueva York (291.996 casos), Nueva Jersey (111.188) y Massachusetts (56.462) son los estados de EE. UU. con mayor cantidad de personas enfermas.
