Un video divulgado en la plataforma Teveo.cu revela cómo las fuerzas del orden en Cuba se ven desbordadas cuando la gente se entera que en determinada tienda sacan productos de lo que ellos llaman “primera necesidad”.

La patrulla 587 de la ciudad de Santiago de Cuba se parqueó frente a una tienda donde, aproximadamente hay cien personas – quizás más – interesadas en adquirir un producto. Un vistazo nos indica lo evidente: dos policías, no pueden controlar esa cola.

Tal vez, lo mejor, es que todas esas personas permanecieran en sus casas y no se arriesgaran a contraer el COVID-19. El video nos revela que todos llevan nasobuco puesto pero, ¿guantes? ¡Ninguno! No los que se alcanzan a definir.

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La periodista Laritza Moya Rodríguez de CMKC Radio Revolución alega que “si bien es cierto que Santiago de Cuba no es de las provincias con mayor incidencia de la COVID-19 en el país, también lo es, que la mera existencia del virus en el territorio, unido a la densidad poblacional y características socioculturales de nuestra población, son factores que bien pueden transformar de un momento a otro esa realidad.”

En ese sentido, la periodista indica que las autoridades santiagueras – este redactor diría que las autoridades de todo el país, y no solo los policías – están muy preocupadas por este “problema”, y han hecho énfasis en la necesidad de poner fin cuanto antes, a las aglomeraciones en las colas.

Lo cierto es, y esta imagen lo revela, dos policías no pueden controlar un tumulto de cien personas. No se trata de cómo dijo el mandatario cubano ser más “enérgicos”, sino de “otra cosa”. ¿Hambre? ¿Necesidad? No lo duden.

Para colmo de males, en la isla el sistema de distribución ni el de oferta y demanda funciona como en el resto de los países del mundo.

Por citar un ejemplo, en un país “normal”, una persona sale – protegido hasta los dientes – y puede en un día, digamos, conseguir el avituallamiento de todo un mes. Va directo a un lugar a comprarlo todo (un supermercado). En Cuba, sin embargo, no funciona así; la gente sale a la calle a ver “que” resuelve y “donde” puede resolverlo.

Lamentablemente para protegerse solo cuentan con un nasobuco, en la mayoría de los casos de tela y de probada poca eficacia contra el virus del COVID-19. A veces, pueden lavarse las manos al entrar a una tienda, y quien se atreva a dejar los zapatos fuera de la vivienda, corre el riesgo de no verlos nunca más.

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