Debería ser al revés aunque, la culpa no siempre – aclaro – es del Estado. De hecho, se conoce, el COVID-19 ha sometido a las personas al aislamiento dentro de sus casas, y por tanto es lógico – en el mundo entero – que el consumo energético en el sector residencial se dispare. Se conoce además que el problema con el abastecimiento de agua es un problema global, aunque en Cuba los salideros y los miles de problemas que engloban resolver un salidero de agua en Cuba escapan a la más lógica reflexión.

A pesar de todos esos pesares la realidad es llana y sencilla: en Cuba hay problemas serios con el abastecimiento del agua y el consumo eléctrico se ha disparado en “cuarentena”.

Granma incluso reconoce lo primero; y reconoce que el abasto de agua es “un factor de elevada incidencia en el enfrentamiento a la COVID-19”. Sí, sin agua, disminuye la higiene. Si disminuye la higiene, el COVID-19 puede ser más efectivo.

Cuba

Por suerte, dice el Granma, el país toma soluciones. Al menos en Sancti Spíritus y La Habana;

En el caso de esta última se ha incrementado el número de personas que recibe el agua por pipas hasta medio millón. Granma dice que “se acometen acciones de mantenimiento en Cuenca Sur y otras labores en la presa Maurín”; y según declaraciones de un funcionario de acueducto, “en el mes de abril debe culminar la instalación de dos plantas desalinizadoras en la zona de Habana del Este, que también contribuirán a resolver el problema.”

«Las cuatro cuencas subterráneas de que se abastece a la población (Ariguanabo, Vento, Cuenca Sur y Jaruco), de conjunto entre todas no están en muy buenas condiciones hoy», subrayó Argelio Fernández Richelme.

«Nuestra esperanza es que el periodo húmedo tenga un comportamiento normal con acumulados de lluvia y que esto permita recuperar la disponibilidad de agua, sobre todo en el mes de junio, que es el mes que más llueve en Cuba», recalcó Argelio.

Ante este desolador panorama, es muy probable que el sector residencial se vea más afectado, por cuanto se prioriza la entrega de agua a hospitales y policlínicos.

Según la Presidencia de Cuba, en Cuba se acometen en total 379 obras hidráulicas, y se destacan dos plantas desalinizadoras, tres plantas potabilizadoras y cinco plantas de tratamiento de residuales. También se ejecutan 426 kilómetros de redes y conductoras y 98 kilómetros de colectores de alcantarillado y de drenaje pluvial. Los beneficios de estas obras permitieron acciones de alto impacto en las localidades de Pinar del Río, Viñales, La Habana Vieja, Santa Clara, Vueltas, Mataguá, Moa, Banes, Holguín, San Antonio de los Baños, La Maya y Maisí. Es decir, casi toda Cuba.

La electricidad en Cuba

La electricidad – el consumo eléctrico – es un viejo problema en Cuba, que cuenta con añejas instalaciones generadoras que utilizan el combustible diésel – que no hay en Cuba – para generar corriente.

Alarmadas por esas dos realidades paralelas, las autoridades cubanas llevan varios días haciendo un llamado al uso responsable de la electricidad ante el aumento del consumo en el sector residencial del país.

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Ayer, en la reunión de análisis de la COVID-19, Elaine Moreno, directora de la Oficina para el Control y el Uso Racional de la Energía (Onure), explicó que desde finales de marzo en los hogares cubanos se utiliza el 69,7 por ciento de la electricidad que se genera, un 10 por ciento más que antes de la actual situación sanitaria.

Al comparecer en el programa radial y televisivo Mesa Redonda, la funcionaria puntualizó que si bien lo más importante es permanecer en las viviendas, es posible tomar medidas para disminuir el gasto de corriente aún cuando se reportan altas temperaturas en el territorio nacional.

Según su testimonio, “en las últimas semanas, creció la demanda en los llamados horarios pico, que ocurren generalmente al mediodía y entre las 18:00 y las 22:00 horas, cuando coinciden en el tiempo diversas actividades dependientes del sistema electroenergético.”

La funcionaria pidió a los cubanos más conscientes y comprometidos, que desplacen el horario de elaboración de los alimentos y planchado de ropa, ” hacia otro momento del día”. Igualmente pidió que encienderan los aires acondicionados después de las 22:00 horas, “utilizar más la luz natural, y evitar abrir el refrigerador frecuentemente.”

Desconocemos qué calculo hizo Moreno, pero dijo que “una lámpara apagada por una hora puede evitar el gasto de hasta 25 mil litros de combustible.”

Los apagones en Cuba

Ya los llamados apagones de la Unión Eléctrica de Cuba no se producen por la acción voluntaria del llamado “despachador”.

Con el incremento del gasto en el sector residencial las  fallas ocurridas en la distribución eléctrica en varias zonas del país no están relacionadas con problemas en la generación, o la falta de combustible. Simplemente en estas plantas generadoras, subestaciones, y en distintos puntos de la red eléctrica del país, se ha automatizado el proceso; de modo que distintos dispositivos se disparan automáticamente frente a averías o aumento de la carga. Es como un breaker gigante. Si se dispara el consumo, ellos se disparan, pues está claro que generar más corriente es una opción que los tarecos electroenergéticos con que cuenta la isla, no responden a la demanda.

Es por ello que el país, ahora en cuarentena, exhorta a la población a desplazar el consumo fuera de los horarios pico de demanda.

La Unión Eléctrica insiste en que ellos, apenas pueden “reacomodar las cargas”, y reparar el servicio.

Un dato apuntala lo dicho: en los últimos meses, se han consumido más de mil toneladas de combustible adicionales a lo planificado para la generación.

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