Un custodio de un centro donde se fabrican alimentos para los ancianos y grupos de riesgo más vulnerables en La Habana fue sorprendido en horas bien tempranas de la mañana robando y vendiendo aceite en plena calle, y el asunto es más serio de lo que se pensaba.
Cuando se le mostraron las imágenes tomadas desde una esquina, al administrador del local, este dijo que “así, de lejos”, no podía definir de quién se trataba, pero la realidad era otra: el custodio y el administrador actuaban en contubernio.
Fueron los vecinos los que filmaron al custodio ejecutando la fechoría y le hicieron llegar las imágenes a la policía especializada del territorio, y esta montó un operativo para sorprender con las manos en la masa al custodio ladrón.
En uno de los operativos realizados se sorprendió a uno de los custodios con 5 litros de aceite, vendiéndolos en plena calle. Interrogado del porqué estaría robándose el aceite y vendiéndolo, apenas pudo balbucear una respuesta.
Orlando Sarabarría, el custodio capturado in fraganti, dijo a la policía que el administrador “le daba un poco de aceite” para que él lo vendiera, y que también le daba pollo.
La botella de aceite la vendía a 30 pesos moneda nacional; el pollo lo vendía a 20.
Un vecino, identificado como Dayan Lestuanie expresó:
“Él cada vez que sacaba, sacaba diez o doce postas de pollo”.
El ladronzuelo también sacaba y vendía mortadella, jamonada y viandas. El vecino – quien al parecer fue el que hizo la denuncia a la policía – dice que este custodio venía ejecutando el modus operandi descrito desde hacía seis meses.
El administrador, para justificar lo hecho dijo:
“La gastronomía siempre tiene sus bondades; todo el mundo lo sabe. A veces se puede resolver un poquitico de esto, un poquitico de lo otro,” aunque confrontado por la prensa dijo que reconocía que mientras él “resolvía” le hacía daño a las personas más necesitadas.