Los familiares que tenían ancianos en este asilo, confiaban en que todo estaba bajo control
El Centro de Salud de Cobble Hill, un asilo de ancianos con 360 camas en un barrio exclusivo de Brooklyn (Nueva York), está en problemas. Según agencias de prensa, “ya hay 55 muertes que se presume fueron causadas por el COVID-19, uno de los balances más altos de todo el país en este tipo de instituciones”.
Todo ha ido empeorando desde marzo. Una información de la agencia Associated Press explica que Donny Tuchman, director ejecutivo de la instalación, había manifestado: “Haré todo lo posible por proteger a los ancianos”.
Luego más de 100 empleados, la tercera parte de los que laboran en el Centro de Salud de Cobble Hill, se sintieron enfermos. Los que quedaron trabajando en el asilo, de acuerdo con testimonios que prefirieron el anonimato, “usaban bolsas de basura para protegerse ante la escasez de equipo de protección”.
Daniel Arbeeny, un estadounidense que decidió que su padre de 88 años abandonara el asilo, expresaba: “Estaban bajo sitio. Pero hasta donde pude ver, hacían lo que podían”.
Donny Tuchman, el director del exclusivo centro de salud de Brooklyn, no se esconde y refleja en sus palabras lo que llevan enfrentando: “No se habla de lo vulnerables que son las residencias para ancianos. Todos tienen las mejores intenciones, pero no alcanza. No llegó el equipo para proteger a los empleados, no se materializó el aumento del personal ni tampoco la llegada de pruebas. ¿Cómo esperan que esto no se esparza?”.
Bill de Blasio, alcalde de la ciudad de Nueva York, cuando se le habló de la situación en Cobble Hill y en otros asilos en el programa “Morning Joe” de MSNBC, replicó: “no se puede pensar que esta enfermedad tan feroz va a desaparecer por sí sola o si movemos un interruptor”.
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