El aparato para ventilación artificial inventado por un matancero debe ser aprobado por el Ministerio cubano de Salud Pública
Yitzhak Molina Hidalgo-Gato es un cubano, de Matanzas, de los que no se quedan quietos nunca e intentan buscar una solución para cada problema, con los pocos recursos que muchas veces se tienen a mano. En medio de la crisis que atraviesa la isla por la pandemia, ha ideado un aparato para ventilación artificial.
Reporteros del medio local TV Yumurí conversaron con Yitzhak Molina sobre su invento, que podría ser bastante útil en centros de salud de la isla.
Molina, quien es presidente de la cooperativa no agropecuaria G 6, especializada en el diseño, programación y fabricación de placas electrónicas, explica ante las cámaras de televisión: “Este es un proyecto inicial de lo que puede ser un proyecto más profundo. Según vimos la necesidad que había de ventiladores mecánicos y respiradores mecánicos y otros tipos de sistemas de respiración me di a la tarea de empezar a diseñar uno que sirva para los lugares de atención primaria, consultorios médicos de la familia, los centros de aislamiento, ambulancias”.
En el reportaje de TV Yumurí se asegura que desde antes de que Cuba confirmara el primer caso positivo de coronavirus, ya Yitzhak Molina Hidalgo-Gato le daba vueltas a su idea de este aparato de ventilación artificial. “Va a ser útil para los pacientes que pueden respirar por sí solos y que no haya necesidad de un sistema invasivo que necesite de presión para abrir los alvéolos y generar una respiración artificial. En este caso tenemos dos electroválvulas, una que le lleva el oxígeno al paciente a través de la careta y la otra saca el CO2 del paciente”.
Este dispositivo, consecuencia del ingenio de un cubano, requiere la debida aprobación del Ministerio cubano de Salud Pública para ser usado en centros de salud que atienden a pacientes de coronavirus.
El gobierno cubano en los últimos días ha declarado reiteradamente que el bloqueo es el culpable de que la isla no pueda adquirir respiradores artificiales. En el último año, según reitera el propio gobierno, la isla perdió 160 millones de dólares por las sanciones estadounidenses en el ámbito de la salud.
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