Pacientes con coronavirus, a los que se administró dosis altas de cloroquina, mueren durante un ensayo clínico
Un ensayo clínico con cloroquina, que se efectuaba en la ciudad brasileña de Manaos, debió ser interrumpido abruptamente tras la muerte de once de los participantes.
Con un grupo de 81 pacientes, que estaban hospitalizados, se probaron dosis distintas de cloroquina en el tratamiento del coronavirus. A una parte de los enfermos se le administraba 450 miligramos de cloroquina, dos veces al día, durante cinco días; a los otros, se les aumentó la dosis a 600 miligramos y por 10 días.
Fue justamente por los pacientes que recibían 600 miligramos que se detuvo el ensayo clínico. Los facultativos se percataron, al tercer día, de que quienes tomaban 600 miligramos estaban sufriendo fuertes arritmias cardíacas. Cuando se arribó al sexto día de las pruebas, 11 personas fallecieron.
A propósito de este ensayo, y entrevistado por The New York Times, el doctor David Juurlink, jefe de la división de farmacología clínica de la Universidad de Toronto, dijo que ha quedado en evidencia que el tratamiento con cloroquina “podría predisponer a las personas a una muerte cardíaca súbita”.
Sin embargo, los especialistas brasileños que participaron en este estudio argumentaron que no fue suficiente la muestra de aquellas personas a las que se dio solo 450 miligramos de cloroquina, dos veces al día, durante cinco días. Por lo cual ellos concluyen, en artículo publicado en el portal científico medRxiv, que se hace urgente seguir haciendo pruebas con la cloroquina en las primeras fases de la enfermedad. Ahora ha trascendido que el estudio estaba pensado, de inicio, para unas 440 personas.
El caso de esta prueba con cloroquina en Manaos se pudo haber complicado porque a todos los pacientes se le administraron además dos antibióticos, ceftriaxona y azitromicina. Del último se ha venido alertando sobre efectos secundarios para el funcionamiento del corazón.
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