El aislamiento decretado en El Carmelo no lo es tanto. Cubanos de la zona hablan con Cubacomenta

El Consejo Popular El Carmelo, en la barriada habanera del Vedado, fue la primera zona en la que las autoridades de salud de la capital declararon una especie de cuarentena por la expansión del coronavirus en la isla.

Al conocer sobre la inmediata aplicación de esta regulación el viernes 3 de abril, las personas se volcaron un día antes de que entrara en vigor a comprar productos alimentarios en los mercados, entre otros insumos básicos.

El temor enseguida se apoderó de una buena parte de los habitantes de esta zona que nunca habían vivido una situación semejante. Sin embargo, pocas horas después de darse a conocer la medida, las autoridades decretaron que no se trataba de establecer una cuarentena en toda regla. Explicaron que se trataba de tomar medidas para el aislamiento social con el objetivo de que las personas tomaran la mayor conciencia posible sobre el peligroso contexto que vive esta región y la capital cubana ante el incremento de los casos de coronavirus.

Gabriela es una estudiante universitaria que tiene su hogar en este territorio donde habitan unas 27 mil personas, según cifras oficiales. Ella solo se desplaza a casa de sus padres, a unas pocas cuadras de la suya, y a comprar alimentos. “Hay policías y a partir de cierta hora en la tarde noche ponen barreras. Preguntan a dónde va la gente y te piden carnet de identidad, tanto para entrar como para salir. Por lo visto tampoco en la noche paran las guaguas”, cuenta a Cubacomenta.

A pesar de los llamados de las autoridades y de las medidas para el aislamiento social, las personas siguen haciendo colas en los centros comerciales o en los mercados agrícolas. En las largas filas se ven gente de todas las edades, incluso en muchas ocasiones predominan los cubanos mayores de 60 o 70 años, un rango en el que se reportan las mayores complicaciones de la enfermedad.

“Muchas personas no tienen percepción de riesgo. A veces salen al barrio sin tener nada que hacer importante, aunque en otras no tienen más remedio que hacer las colas para comprar alimentos. En esta zona viven muchos ancianos que se encuentran solos. Es una realidad muy compleja”, dice Alexander, un joven de unos 30 años que ejerce como camarero en un restaurante privado.

A los habitantes de El Carmelo se les exige obligatoriamente el uso de nasobuco y son visitados a diario por médicos o enfermeras. Desde que se tomaron las primeras medidas de aislamiento social no se han reportado oficialmente más casos positivos de coronavirus. También se les realizan tests rápidos para determinar si han contraído la enfermedad. Antes de aplicar esta medida, las autoridades sanitarias habían confirmado la existencia de ocho personas con el COVID-19.

Algunas personas no están satisfechas con la forma en que se han aplicado este conjunto de regulaciones y exigen más severidad para que se preserve la salud de la población.

“Hay agentes del orden que no se toman muy a pecho la situación y son un poco permisibles con las ciudadanos. Hay personas que no quieren estar todo el tiempo en su casa y salen a la calle por gusto e incluso cruzan las barreras establecidas para que nadie pase. Los policías les hacen algunas preguntas y los dejan pasar. Creo que deberían ser mucho más estrictos y exigentes”, señala a Cubacomenta una periodista que prefirió mantenerse en el anonimato.

Para entrar a El Carmelo existen al menos cinco puntos de acceso. En ellos los agentes del orden tienen pomos con cloro para que todas las personas que crucen o vayan a salir se echen el líquido desinfectante en las manos. Algunos son mucho más estrictos y les demandan a los ciudadanos que no salgan a menos que sea una situación de urgencia como ir al médico.

“No se trata de una cuarentena total sino de una medida de aislamiento social para que las personas sepan a qué nos enfrentamos, para que tomen conciencia de que esto se resuelve entre todos o no se resuelve. Estamos en una situación muy peligrosa, de mucho riesgo”, explica un funcionario de Salud Pública que realiza labores de pesquisa en la zona.

“La pandemia llegó a Cuba en uno de los momentos más críticos de la economía. Faltan muchos productos y la mayoría de las personas tienen que salir a buscar comida, por lo que no pueden cumplir todas las regulaciones como es debido. Pero entre el gobierno y los ciudadanos habrá que buscar la forma de salir de esto. Porque en ello nos va la vida”, aseguró a Cubacomenta una señora mayor que vive hace 40 años en esta zona.

En El Carmelo se vive una tensa calma pero la mayor preocupación de sus habitantes no radica en el aislamiento social, sino en la propagación del virus y en la forma que buscará el gobierno para que esta pandemia cause los menores estragos posibles en una sociedad tan envejecida como la cubana.

Lucía Paz


 

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