La bebé llegó al hospital con tos, estornudos y secreción ocular, pero ahora la mejoría resulta considerable.

Thalía, la niña de siete meses de edad y paciente más joven con la enfermedad del coronavirus en Cuba, continuó evolucionando de forma satisfactoria y ya “bajó” de la sala de Terapia Intensiva en la cual se encontraba internada. La menos se encuentra hospitalizada aún en el Hospital Pediátrico Provincial Eliseo Noel Caamaño, de la ciudad de Matanzas.

Residente en el municipio Aguada de Pasajeros, de la provincia de Cienfuegos, la menor fue contacto de su padre y madre; el primero de ellos viajero procedente de Estados Unidos.

La menor empezó con síntomas el pasado 27 de marzo, y ese mismo día ingresó en el Eliseo Noel Caamaño, un hospital que cuenta “con los medicamentos, equipos, instrumentales necesarios y el personal calificado para la atención de la niña”, a decir del director del centro, el doctor José Hernández Hernández.


Ahora, desde Matanzas, el diario Girón nos trae la buena nueva de que Thalía mejora rodeada del amor de tres mujeres: la doctora Vanessa y las enfermeras Ana Ilsa y Taimy. Son ellas quienes “suelen dedicar la mayor parte de su tiempo a los niños en el Hospital Pediátrico Eliseo Noel Caamaño de Matanzas”.


Aunque apenas tiene 25 años de edad, la doctora Vanessa Dávalos Cordero es especialista en Urgencia y Emergencia Pediátrica.

La especialista relata el riesgo de tratar con una enfermedad desconocida, en un bebé de apenas 7 meses de edad.

“Confieso que sentí un poco de miedo, pero nunca dejaré de aceptar un reto como este, para eso he estudiado y me he comprometido. Además, lo más reconfortante es lograr sonrisas en los pequeños”.

La mejoría de Thalía

La bebé llegó con tos, estornudos y secreción ocular, pero ahora la mejoría resulta considerable. Su madre ya lo sabe, porque Vanessa le prometió que todo marcharía bien y así ha sido. Constantemente hablan por teléfono.

“MI MISIÓN EN ESTA VIDA: AYUDAR”

“(La niña) se comporta divina, la mamá no la adaptó a pasar todo el tiempo en brazos y eso ayuda mucho”, contó al Girón la enfermera Ana Ilsa Sardiña Ferrera.

“Esa es mi misión en esta vida, ayudar a recuperar a nuestros pequeños retoños”, dice.

“Cumplimos con las normas sanitarias al pie de la letra y con los protocolos diseñados para tratar está enfermedad. Dejé atrás a mi madre y a mis dos hijos, porque a esta profesión me debo incondicionalmente. Nos hemos preparado más como equipo para lidiar con el virus, confío en que saldremos adelante sin contagios en el centro”.

Recientemente el papá de Thalía, que fue dado de alta, se incorporó con ella. Ana Ilsa le entregó la bebé en sus brazos.

“Después de entregarla no podíamos evitar las lágrimas de alegría. Todo fue lindo y estoy feliz de ver a Thalía de nuevo al lado de su padre. Ahora llevo una foto conmigo”.

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