El mandatario cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez instó este lunes a continuar trabajando sin descanso en el enfrentamiento a la COVID-19 aunque asumió que lo peor, no ha llegado todavía.

“Las medidas nos están dando resultados, pero no podemos confiarnos, todavía no hemos entrado al momento más crítico”, aseveró el mandatario.

Díaz-Canel encabezó la reunión diaria de chequeo a la situación con el nuevo coronavirus en la Isla, la cual tiene por primera vez desde que lo eligieran a dedo para el puesto, tiene a los ministros y funcionarios, cuadros del partido y dirigencia, trabajando sin descanso en un “Plan de contención” de la enfermedad que todavía no ha encontrado una solución al problema de las colas. Sí, los cubanos temen al COVID-19, pero cuando se enteran que sacaron pollo en la esquina, se ponen un nasobuco y se disponen a otra “batalla por la vida”: la de la subsistencia alimentaria.

Díaz-Canel, no obstante, les dio ánimos.

“Si seguimos trabajando con esta eficiencia, con este resultado, e incrementamos ahora, con las posibilidades que tenemos, las pruebas y por tanto las detecciones y los aislamientos, podemos avanzar y alejarnos de las consecuencias tan funestas que ha traído la pandemia en otros lugares del mundo”, subrayó Díaz-Canel.


Lo cierto es que el Estado cubano manejó muy mal la crisis.

Dos factores tenía el país para vencer al COVID-19 sin tantas bajas. Uno, es una isla, y eso limita y mucho los movimientos de salida y entrada del país. Dos, Cuba funciona como un “ente aparte”, sin regla. Algunos lo llaman dictadura, otros régimen – como si hubiera diferencias – pero lo cierto es que dentro de Cuba se hace lo que se manda “de arriba” sin mucho respeto a la constitución y los derechos. Un plan enérgico desde el principio, hubiese funcionado con eficacia absoluta. ¿Que se queja la gente? ¿Que llegamos y los sacamos de la casa sin una orden judicial o preventiva? ¡No importa, los medios de difusión masiva son del Estado y nadie va a enterarse. Ahora el país tiene que lidiar con 4 fallecidos y 170 casos positivos reportados de la enfermedad.

Una vez ya en esta etapa, con cientos de personas saliendo a la calle “a resolver” sin la protección requerida; con grupos reuniéndose en las esquinas para jugar dominó o tomarse una petaca de ron, solo queda en manos de la casualidad que no haya un explote repentino de un día para otro.

Díaz-Canel no obstante apeló a la voluntad de sus ciudadanos y dijo que todos deben respetar “la implementación y el control de las medidas aprobadas recientemente y que fueron informadas en las mesas redondas”; medidas que desde una semana antes se pedían a gritos en las redes sociales entre los cubanos más informados del fenómeno.

Con relación al fallecimiento de dos cubanos dijo:

“Se luchó por la vida de ellos, pero lamentablemente el estado en que estaban impidió que pudieran salvarse”.

Durante la reunión – en la que también participaron el segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura, el primer ministro Manuel Marrero y el vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa – Díaz-Canel insistió en la importancia de que los médicos cubanos estén debidamente protegidos.

El gobernante cubano subrayó que “se ha cumplido” con meter en cuarentena a todos los viajeros cubanos que arriban a la Isla, cifra que ya llega a 1 950, de ellos 36 niños y 1 915 adultos (seis de ellos escaparon de un centro de aislamiento en Sancti Spíritus, pero ya fueron capturados)

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En la reunión se informó que en el país se han habilitado 63 centros de aislamiento, con una capacidad de 9 284 camas.


 

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